miércoles, 9 de mayo de 2012

RECUERDOS DEL VIEJO MANZANILLO DE ELADIO SOTELO


Centro histórico

RECUERDOS DEL VIEJO
MANZANILLO DE ELADIO SOTELO

Por Víctor Manuel Martínez

Eladio Sotelo Acevedo es reconocido como un luchador destacado en las lides políticas, nativo de este puerto, de la cultura del esfuerzo, quien tuvo que salir adelante siendo huérfano de madre desde antes de los dos años. Por este hecho que lo marcó en su tierna infancia, sus recuerdos quedaron grabados desde muy temprano.

EL BARRIO
DEL ALJIBE

Nació en 1948, siendo su familia vecina del barrio de El Aljibe, en el Sector 2, ahí por donde vivía el popular “Chalío El Camotero”. Don Eladio recuerda que fuera de nuestros contornos más cercanos, parecía que Manzanillo no existiera. No era famoso, y más que eso, era considerado como un castigo que a los profesores, a los militares y a los burócratas, se les ordenara trasladarse a este puerto.

Pero, dice, eso era por desconocimiento, ya que Manzanillo era entonces un paraíso, donde tanto la naturaleza como la ciudadanía no estaban contaminadas, eran limpias y recibían al visitante con los brazos abiertos, tanto que los que llegaban molestos porque los habían cambiado al pequeño puerto colimense, a pesar de algunas carencias que había, terminaban por enamorarse de este suelo, y quedarse a vivir aquí para siempre, y, si tenían que irse por algún motivo, nunca lo olvidaban, y siempre regresaban cada que podían, conservando las amistadas aquí nacidas y cultivadas.

Caso antiguo como el del Prof. Gregorio Torres Quintero, que tan bellos recuerdos guardaba y plasmó sobre su estancia aquí; en otro tiempo el pintor Alfonso Michel; o el famosísimo economista Rolando Cordera, nacido aquí, y que siempre, cada tanto tiempo regresa.

CHACHALACAS, VENADOS, JABALÍES Y GATOS
MONTESES EN LA CIMA DEL SECTOR 2

Toda la gente se conocía y se trataba con amabilidad y cortesía, y cuando se tenía algún problema, se ayudaba. Manzanillo por entonces era muy seguro, de manera que las familias dormían en sus casas sin candados y sin protecciones, pues nadie robaba. La policía no andaba siguiendo malandrines, pues aunque había policía de barrio y casetas, los casos más frecuentes eran los de problemas entre marido y mujer. Cuando alguien tomaba más de la cuenta, y no podía tenerse en pie, la policía lo recogía y lo llevaba a su casa.

En los cerros, con en el mío, había mucha vida, mucha fauna, allá por 1950 y 51 todavía. Se oían gritar las chachalacas, pasaban volando muchas palomas y loros, las iguanas andaban por dondequiera, las culebras, y hasta había jabalíes, venados y algunos gatos monteses. Había mucho alacrán, y por esta razón, muchos niños morían, y el principal apoyo para los manzanillenses en ese tiempo fue la Cruz Roja, que era una institución muy querida, a la que todo mundo apoyaba, que verdaderamente se veía que sus voluntarios tenían deseos de servir y de ayudar, sin ningún interés. Estaban en la presidencia municipal, donde hoy está catastro.

LOS PASEOS A LAS
HUERTAS DE CAMPOS

Cada fin de semana, la diversión para las familias era ir a Campos, a las huertas. Todos los domingos muchos porteños estaban por allá. Era un paseo muy bello, en que permitían entrar a las huertas, y no cobraban por comer frutas dentro; marañones, piñas, mangos, cocos, ciruelas, nances, cocoyules y guayabas, y sólo cobraban lo que se sacara para llevar a casa.

Algunos se iban a pie, pero los más lo hacían en lancha, y para eso los pescadores ya estaban desde temprano esperando con sus pangas para trasladar gente para Campos. Habían algunas huertas que les llamaban populares, donde para mayor diversión, tenían algunos jueguitos, como resbaladillas, entre las que destacaba la huerta “El Recreo”.

Algo destacable, es que en Manzanillo había mucho producto marino, y era fácil traer camarón y jaiba en abundancia si se iba a la laguna. Los barcos pesqueros llegaban al muelle, y era todo un espectáculo ver la gran cantidad de huachinangos y pargos de calidad que traían, y era tanto, que muchas veces hasta regalaban algo. Por entonces, la caguama abundaba, y no era delito comer ni su carne ni sus huevos.

Las Fiestas de Mayo eran preciosas, porque todo el puerto participaba, ricos y pobres, y todos convivían. La gente se reunía con gran entusiasmo para el toro de once; todo gratuito. Estas festejos se hacían en diferentes lugares. Muchos años se habían hecho en El Playón, luego se hicieron por donde hoy está el mercado 5 de Mayo, donde se hizo luego la Unidad Padre Hidalgo y donde está la escuela 1º. de junio, donde la gente llamaba al sitio las pilotías, porque ahí estaban las bases con que se hicieron los pilotes para el muelle fiscal. Pero las más populares y concurridas por ese tiempo, fueron las del mercado.

EL MAR PASÓ LA BARRA HASTA EL ESTERO, DE
SAN PEDRITO A SALAGUA, EN EL CICLÓN DEL 59

En 1951, como ya había muerto mi madre, y mi padre, pescador, se dedicaba a la compra y venta de pescado, nos cambiamos a un barrio que se conocía como el embarcadero, por donde está la casa de máquinas del ferrocarril, en ese tiempo Ferrocarriles Nacionales de México, una paraestatal, hoy Ferrocarril Mexicano, una empresa privada. Le decían el embarcadero porque ahí se embarcaba y desembarcaba mucho ganado a los furgones del tren. Por ahí viví a partir de entonces.

Estaba por ese tiempo recién estrenándose la presidencia municipal moderna, en la casona de Juárez 100, porque unos años antes esta estuvo en la calle México, porque el viejo edificio se dañó con el temblor de 1932. Así es que me tocó conocerla remodelada. Hasta la fecha está casi igual que entonces. Es un edificio muy bien construido, que se decía por entonces que se le iba a dar uso hasta a la azotea, no sé como, cosa que nunca se hizo.

En 1959, azotó un ciclón pavoroso el 27 de septiembre, y desde San Pedrito hasta Salagua el mar pasó por encima d ela barra, y no dejó en pie ningún búngalo. El mar se tragó toda esa franja de tierra, igual que si hubiera sido un maremoto. el mar cruzó el estero y llegó hasta el cerro por su alta marejada, de manera que barcos inmensos, como el Jalisco quedó en tierra a trescientos metros de la playa, y a cinco metros de altura, sobre el cerro. Cuando recuerdo eso, me doy cuenta de que, si llegara a pasar algo semejante, nuevamente toda esa extensa franja quedaría desierta. 

POLÍTICA EN
EL PUERTO

Poco después, me empecé a interesar en lo político, aunque era menor de edad, pues en ese tema fui muy precoz. Sólo había, en la práctica un partido, el PRI, y el otro, el PPS, aunque decía ser de izquierda, de orientación comunista, siempre presentaba los mismos candidatos que el otro, por lo que se tenía una democracia simulada. Además, el congreso del estado se constituía en colegio electoral, en virtud de que se tenía una ley electoral muy deficiente. Los sindicatos y centrales obreras eran la fuerza del partido principal, y en especial, la CTM y la CROM se peleaban el control de las operaciones portuarias, lucha que fue muy larga y que incluso cobró vidas.

Un hermano empezó a enseñarme soldadura, pintura, hojalateada y herrería, gracias a lo cual, pude poner un taller. Era un trabajador independiente, por lo que no quedé afiliado a ningún sindicato, como la mayoría de los porteños. Con este hermano platicaba de mis inquietudes políticas, y como él era miembro del PRD, me metía la doctrina comunista. Entonces yo leía una revista muy bonita, que era el Boletín Informativo de la Embajada de la URSS, y posteriormente la revista Sputnik, más no me convenció esa ideología, y discutía estos temas con mi hermano, de una manera muy amena y enriquecedora.

Por ese tiempo, aun siendo menor de edad, fui nombrado Comandante del Pentatlón Militarizado, y formé un grupo de mucha camaradería con sus integrantes, todos de mi edad. Ya desde hacía algunos años había algunas personas originarias de otros estados del país, que eran panistas, y al vivir en Manzanillo decían ser de este partido, pero la realidad es que ese partido político aun no existía en Manzanillo. Pero en los sesentas finalmente se formó, y los jóvenes del pentatlón colaborábamos, siendo menores de edad, pintando bardas y postes por las noches, con información proselitista, y lo hacíamos a estas horas, para no ser aprehendidos por la policía.

El primer candidato formal que tuvo el PAN en Manzanillo fue David Mancilla Camberos, y el segundo fue Carlos Núñez Escobar. Manzanillo, pues, ha cambiado mucho, y algunas cosas se añoran, se extrañan; otras modernas nos admiran y asombran. Es nuestra tierra, y la llevamos en el corazón.

¡Que bonito es Manzanillo!


2 comentarios:

  1. Me hubiera gustado vivir en ese Manzanillo viejo. Gozando de la tranquilidad de aquellos días. Aunque soy originaria de ese bello municipio, sólo me tocó vivirlo a partir de los 70's y nada que ver. ¡Gracias papá por compartir esas anécdotas, tus nietos las disfrutan mucho y se admiran de una faceta más de su abuelo como historiador! Dios te dé larga vida y salud. Zaniah Anel Sotelo Sepúlveda.

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  2. Muy bonita historia , nada que ver con el Manzanillo de hoy presente. Gracias a mi madre que se movió de lugar y nos trajo a vivir a a otro Estado.

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