Centro histórico
RECUERDOS DEL VIEJO
MANZANILLO DE ELADIO SOTELO
Por Víctor Manuel Martínez
Eladio Sotelo Acevedo es reconocido como
un luchador destacado en las lides políticas, nativo de este puerto, de la
cultura del esfuerzo, quien tuvo que salir adelante siendo huérfano de madre
desde antes de los dos años. Por este hecho que lo marcó en su tierna infancia,
sus recuerdos quedaron grabados desde muy temprano.
EL BARRIO
DEL ALJIBE
Nació en 1948, siendo su familia vecina
del barrio de El Aljibe, en el Sector 2, ahí por donde vivía el popular “Chalío
El Camotero”. Don Eladio recuerda que fuera de nuestros contornos más cercanos,
parecía que Manzanillo no existiera. No era famoso, y más que eso, era
considerado como un castigo que a los profesores, a los militares y a los
burócratas, se les ordenara trasladarse a este puerto.
Pero, dice, eso era por desconocimiento,
ya que Manzanillo era entonces un paraíso, donde tanto la naturaleza como la
ciudadanía no estaban contaminadas, eran limpias y recibían al visitante con
los brazos abiertos, tanto que los que llegaban molestos porque los habían
cambiado al pequeño puerto colimense, a pesar de algunas carencias que había,
terminaban por enamorarse de este suelo, y quedarse a vivir aquí para siempre,
y, si tenían que irse por algún motivo, nunca lo olvidaban, y siempre
regresaban cada que podían, conservando las amistadas aquí nacidas y
cultivadas.
Caso antiguo como el del Prof. Gregorio
Torres Quintero, que tan bellos recuerdos guardaba y plasmó sobre su estancia
aquí; en otro tiempo el pintor Alfonso Michel; o el famosísimo economista
Rolando Cordera, nacido aquí, y que siempre, cada tanto tiempo regresa.
CHACHALACAS, VENADOS, JABALÍES Y GATOS
MONTESES EN LA CIMA DEL SECTOR 2
Toda la gente se conocía y se trataba
con amabilidad y cortesía, y cuando se tenía algún problema, se ayudaba. Manzanillo
por entonces era muy seguro, de manera que las familias dormían en sus casas
sin candados y sin protecciones, pues nadie robaba. La policía no andaba
siguiendo malandrines, pues aunque había policía de barrio y casetas, los casos
más frecuentes eran los de problemas entre marido y mujer. Cuando alguien
tomaba más de la cuenta, y no podía tenerse en pie, la policía lo recogía y lo
llevaba a su casa.
En los cerros, con en el mío, había
mucha vida, mucha fauna, allá por 1950 y 51 todavía. Se oían gritar las
chachalacas, pasaban volando muchas palomas y loros, las iguanas andaban por
dondequiera, las culebras, y hasta había jabalíes, venados y algunos gatos
monteses. Había mucho alacrán, y por esta razón, muchos niños morían, y el
principal apoyo para los manzanillenses en ese tiempo fue la Cruz Roja, que era
una institución muy querida, a la que todo mundo apoyaba, que verdaderamente se
veía que sus voluntarios tenían deseos de servir y de ayudar, sin ningún
interés. Estaban en la presidencia municipal, donde hoy está catastro.
LOS PASEOS A LAS
HUERTAS DE CAMPOS
Cada fin de semana, la diversión para
las familias era ir a Campos, a las huertas. Todos los domingos muchos porteños
estaban por allá. Era un paseo muy bello, en que permitían entrar a las
huertas, y no cobraban por comer frutas dentro; marañones, piñas, mangos,
cocos, ciruelas, nances, cocoyules y guayabas, y sólo cobraban lo que se sacara
para llevar a casa.
Algunos se iban a pie, pero los más lo
hacían en lancha, y para eso los pescadores ya estaban desde temprano esperando
con sus pangas para trasladar gente para Campos. Habían algunas huertas que les
llamaban populares, donde para mayor diversión, tenían algunos jueguitos, como
resbaladillas, entre las que destacaba la huerta “El Recreo”.
Algo destacable, es que en Manzanillo
había mucho producto marino, y era fácil traer camarón y jaiba en abundancia si
se iba a la laguna. Los barcos pesqueros llegaban al muelle, y era todo un
espectáculo ver la gran cantidad de huachinangos y pargos de calidad que
traían, y era tanto, que muchas veces hasta regalaban algo. Por entonces, la
caguama abundaba, y no era delito comer ni su carne ni sus huevos.
Las Fiestas de Mayo eran preciosas,
porque todo el puerto participaba, ricos y pobres, y todos convivían. La gente
se reunía con gran entusiasmo para el toro de once; todo gratuito. Estas
festejos se hacían en diferentes lugares. Muchos años se habían hecho en El
Playón, luego se hicieron por donde hoy está el mercado 5 de Mayo, donde se
hizo luego la Unidad Padre Hidalgo y donde está la escuela 1º. de junio, donde
la gente llamaba al sitio las pilotías, porque ahí estaban las bases con que se
hicieron los pilotes para el muelle fiscal. Pero las más populares y
concurridas por ese tiempo, fueron las del mercado.
EL MAR PASÓ LA BARRA HASTA EL ESTERO, DE
SAN PEDRITO A SALAGUA, EN EL CICLÓN DEL 59
En 1951, como ya había muerto mi madre,
y mi padre, pescador, se dedicaba a la compra y venta de pescado, nos cambiamos
a un barrio que se conocía como el embarcadero, por donde está la casa de
máquinas del ferrocarril, en ese tiempo Ferrocarriles Nacionales de México, una
paraestatal, hoy Ferrocarril Mexicano, una empresa privada. Le decían el
embarcadero porque ahí se embarcaba y desembarcaba mucho ganado a los furgones
del tren. Por ahí viví a partir de entonces.
Estaba por ese tiempo recién
estrenándose la presidencia municipal moderna, en la casona de Juárez 100, porque
unos años antes esta estuvo en la calle México, porque el viejo edificio se
dañó con el temblor de 1932. Así es que me tocó conocerla remodelada. Hasta la
fecha está casi igual que entonces. Es un edificio muy bien construido, que se
decía por entonces que se le iba a dar uso hasta a la azotea, no sé como, cosa
que nunca se hizo.
En 1959, azotó un ciclón pavoroso el 27
de septiembre, y desde San Pedrito hasta Salagua el mar pasó por encima d ela
barra, y no dejó en pie ningún búngalo. El mar se tragó toda esa franja de
tierra, igual que si hubiera sido un maremoto. el mar cruzó el estero y llegó
hasta el cerro por su alta marejada, de manera que barcos inmensos, como el
Jalisco quedó en tierra a trescientos metros de la playa, y a cinco metros de
altura, sobre el cerro. Cuando recuerdo eso, me doy cuenta de que, si llegara a
pasar algo semejante, nuevamente toda esa extensa franja quedaría
desierta.
POLÍTICA EN
EL PUERTO
Poco después, me empecé a interesar en
lo político, aunque era menor de edad, pues en ese tema fui muy precoz. Sólo
había, en la práctica un partido, el PRI, y el otro, el PPS, aunque decía ser
de izquierda, de orientación comunista, siempre presentaba los mismos
candidatos que el otro, por lo que se tenía una democracia simulada. Además, el
congreso del estado se constituía en colegio electoral, en virtud de que se
tenía una ley electoral muy deficiente. Los sindicatos y centrales obreras eran
la fuerza del partido principal, y en especial, la CTM y la CROM se peleaban el
control de las operaciones portuarias, lucha que fue muy larga y que incluso
cobró vidas.
Un hermano empezó a enseñarme soldadura,
pintura, hojalateada y herrería, gracias a lo cual, pude poner un taller. Era
un trabajador independiente, por lo que no quedé afiliado a ningún sindicato,
como la mayoría de los porteños. Con este hermano platicaba de mis inquietudes
políticas, y como él era miembro del PRD, me metía la doctrina comunista.
Entonces yo leía una revista muy bonita, que era el Boletín Informativo de la Embajada
de la URSS, y posteriormente la revista Sputnik, más no me convenció esa
ideología, y discutía estos temas con mi hermano, de una manera muy amena y
enriquecedora.
Por ese tiempo, aun siendo menor de
edad, fui nombrado Comandante del Pentatlón Militarizado, y formé un grupo de
mucha camaradería con sus integrantes, todos de mi edad. Ya desde hacía algunos
años había algunas personas originarias de otros estados del país, que eran
panistas, y al vivir en Manzanillo decían ser de este partido, pero la realidad
es que ese partido político aun no existía en Manzanillo. Pero en los sesentas
finalmente se formó, y los jóvenes del pentatlón colaborábamos, siendo menores
de edad, pintando bardas y postes por las noches, con información proselitista,
y lo hacíamos a estas horas, para no ser aprehendidos por la policía.
El primer candidato formal que tuvo el
PAN en Manzanillo fue David Mancilla Camberos, y el segundo fue Carlos Núñez
Escobar. Manzanillo, pues, ha cambiado mucho, y algunas cosas se añoran, se
extrañan; otras modernas nos admiran y asombran. Es nuestra tierra, y la
llevamos en el corazón.
¡Que bonito es Manzanillo!
Me hubiera gustado vivir en ese Manzanillo viejo. Gozando de la tranquilidad de aquellos días. Aunque soy originaria de ese bello municipio, sólo me tocó vivirlo a partir de los 70's y nada que ver. ¡Gracias papá por compartir esas anécdotas, tus nietos las disfrutan mucho y se admiran de una faceta más de su abuelo como historiador! Dios te dé larga vida y salud. Zaniah Anel Sotelo Sepúlveda.
ResponderEliminarMuy bonita historia , nada que ver con el Manzanillo de hoy presente. Gracias a mi madre que se movió de lugar y nos trajo a vivir a a otro Estado.
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