Centro histórico
Por Víctor Manuel Martínez
HACE 100 AÑOS LLEGÓ A MANZANILLO
LA FAMILIA WONG, DESDE CHINA
Don Antonio Wong Lam nació en Cantón,
China, en 1896, pero a muy corta edad se vio inmerso en una sociedad en la que,
por aquel entonces, había muchas revueltas, guerras y hambrunas; por lo que,
sin perspectivas para progresar en ese ambiente, a sus dieciséis años decidió,
junto con algunos de sus amigos que se encontraban en las mismas
circunstancias, escapar de ahí en cualquier barco mercante que quisiera
traerlos.
Y, cuando se les presentó la oportunidad
de abordar un navío con destino a América, no dudaron en aceptar la oportunidad
de inmediato. Venían a probar suerte, sin siquiera hablar una palabra de
español. Su intención era quedarse en México, ya que sería más difícil, por
cuestiones migratorias, ingresar a los Estados Unidos. Las perspectivas eran
arduas, pero eran peores allá si se quedaban, por lo que, el día que salieron
de China, Don Antonio decidió empezar su vida desde cero, y lo cumplió hasta su
muerte, pues jamás regresó a China, ni volvió a tener contacto alguno con sus
familiares allá; ni siquiera dejó alguna dirección donde sus descendientes
pudieran buscarlos.
Después de la travesía transoceánica, en
que trabajó junto a sus compañeros de aventura como cualquier otro tripulante,
el 23 de septiembre de 1912 el navío, cuyo nombre se ha perdido en la bruma de
los tiempos, tocó puerto en nuestras costas, pero, cosa curiosa, a pesar de que
desde mucho tiempo antes el puerto ya se había trasladado a la bahía de
Manzanillo, Don Antonio recordaba haber desembarcado en Salagua, y podríamos
especular que quizá aquellos inmigrantes bajaron ahí debido a que no tenían
papeles legales para entrar a nuestro país.
Lo cierto es que, el respirar el aire
fresco de la naturaleza llena de palmeras de nuestra costa, se quedó en el
corazón y en la mente de Antonio Wong, y ya no se lo pudo sacar. Recordaba que,
sabiendo que la ciudad se encontraba en la otra bahía, y siendo muy temprano,
se vino caminando desde Salagua a Manzanillo, por caminos maltrechos sombreados
de lujuriantes arboledas, comiéndose algún fruto en el camino que había caído
al suelo, bajo el ardiente rayo del sol. Tardó varias horas en llegar a pie
hasta nuestro puerto, trayecto que ahora puede ser recorrido en automóvil en
pocos minutos. Pero hay que recordar que en 1912, nuestro puerto tenía apenas
ochenta y siete años de haberse fundado.
Contaba que por el camino se había
encontrado a muchas personas transitando en burros, algunos de los cuales,
llevaban grandes pencas de plátano, y no faltó quien, viéndolo tan asoleado, le
regalara algún fruto, que él tuvo que agradecer a señas. Al pasar la Playita de
En Medio, todavía antes de La Perlita (Por El Campesino, como llamamos a esa zona
los porteños), pudo darse cuenta que no había camino para pasar por la parte
baja del Sector 6, pues las olas, cuando venían, pegaban hasta el cerro, de
manera que las personas que tenían que trasladarse de un lado a otro, pasaban
esperando a que la ola se recogiese, y entonces corrían a gran velocidad, para
llegar al otro lado de la rompiente, cosa que, imitándoles también hizo,
cruzando apenas a tiempo.
Encontró alojamiento trabajando con unas
personas que vivían en donde hoy está Foto Cárdenas, donde años después tendría
su legendario negocio. En noviembre de ese año se fue a Guaymas, Sonora, donde
puso una panadería. Se distinguía ya desde entonces en la elaboración de
alimentos. Al poco tiempo, trabó amistad con el futuro presidente de la
república, Lic. Abelardo L. Rodríguez.
Estando viviendo un lapso después en
Ciudad Obregón, estalló una revuelta contra el gobierno por parte de los indios
Yaquis, quienes por alguna razón, la emprendieron contra los inmigrantes chinos
que estaban instalados en esa ciudad, y tras aprehenderlos, decidieron
fusilarlos. Eran once hijos del celeste imperio sobre los que descargaron sus
armas, pero, por lo menos en el caso de Don Antonio, parece que resultó cierta
la frase que reza: “Tienes puntería de apache”, pues los dieron por muerto,
pero Wong sólo estaba herido. Desde ese día hasta su muerte, conservó como
recuerdo la marca en su cuerpo de tres impactos de bala.
Sabiéndolo Don Abelardo, llevó a Don
Antonio Wong a restablecerse a su casa, bajo su coste, quedando desde entonces
una buena amistad entre ellos. Ahí en esa ciudad, aprendió a hablar español, y
posteriormente inglés. Muchos años después, andando su hijo Jorge en la Ciudad
de México, se encontró con el manzanillense Ruiseco Avellaneda, quien estaba en
compañía de Don Abelardo y Robles Martínez, y Ruiseco lo presentó al que ahora era
ya ex presidente, que al saber de quien era hijo, compró y mandó por su
intermedio a Don Antonio un regalo.
En 1929, Antonio Wong Lam decidió
regresar al Occidente del país, y se estableció temporalmente en Guadalajara,
pero con la mira de regresar a Manzanillo, puerto que no podía olvidar. Ahí
puso una cafetería y conoció a una hermosa joven tapatía de la que quedó
prendado, y al poco tiempo de tratarla, en 1930 la hizo su esposa: La señora
María del Refugio Bernal. De ese matrimonio nacieron siete hijos, cinco mujeres
y dos hombres, dos de los cuales viven hasta la fecha en Manzanillo.
En ese mismo año, anhelando regresar a
la costa que no olvidaba, se establece ya en definitiva en nuestro puerto,
empezando a trabajar primero en el restaurante del Hotel Miramar. Con lo
ahorrado, compró una casa en la calle Miguel Galindo, donde hasta la fecha vive
su hijo Jorge, sitio donde, en 1935 abrió la cafetería que era el germen de lo
que sería el Restaurante Juárez. Este restaurante funcionó durante sesenta y
cinco años. En 1938, pudo comprar un predio que le gustaba, enfrente de la
primera casa donde viviera cuando llegó por primera vez a Manzanillo,
veinticinco años antes.
El restaurante Juárez ahora estaba en la
esquina de Juárez con avenida México, domicilio donde fuera tan afamado,
marcado con el número 51, sobre la misma calle de la presidencia municipal. El
lugar tenía historia, pues justo donde se ubicaba la cocina del restaurante,
fue el sitio donde el Presidente Benito Juárez descansó entre dos árboles en
una hamaca, esperando la llegada del barco que lo llevaría a Panamá, el John L.
Stepehens. Por eso en ese lugar cada año se hacía un importante evento de la
ciudad, durante la conmemoración del natalicio del Patricio de la Reforma.
Ahí vivieron la balacera y matazón
resultante por el encontronazo entre Nicolás Rivera, en la cima del Hotel
Colonial, y la Armada, el Ejército y la Policía. Por cierto que Nicolás era muy
amigo de Don Antonio, pues constantemente iba al restaurante, y hasta le echaba
los perros a una pariente de su esposa. Todos sabían que tenía muy buena
puntería, y se decía que había estado preso alguna vez en la célebre Cárcel de
San Quintín.
Por aquellos tiempos, cada que venía a
Manzanillo, el Gobernador Chávez Carrillo iba a comer ahí con su comitiva, por
lo que hablaba de antes para informar, avisando que le prepararan treinta
comidas; así es que ese día desde temprano andaban en el restaurante todos muy
atareados, poniendo los mejores arreglos en las mesas, y se cerraba el
restaurante al público en general, para que el gobernador con su comitiva,
comieran tranquilos. De ahí nació una gran amistad entre Don Antonio y el
pintor Jorge Chávez Carrillo, hermano del gobernador.
Un manzanillense, Francisco Solórzano,
quien era muy amigo de Wong Lam, llegó a ser funcionario de primer nivel del
Presidente López Mateos, al que siempre le platicaba sobre la excelente comida
china que el propietario sabía preparar. El restaurante Juárez vendía comidas
corridas normales, pero en caso de pedidos especiales, preparaba con excelencia
comida china cantonesa. Ante tantas buenas recomendaciones, nació el antojo de
probarla en el primer mandatario del país, por lo que un día el Lic. Solórzano
le habló a Wong para decirle que preparara un gran número de platillos con
recetas chinas, porque al otro día llegaría un avión de parte del presidente
para recogerlas, y trasladarlas hasta Palacio de Gobierno, para que el
presidente las pudiera probar.
Y en efecto, temprano llegó el avión al
campo de aterrizaje viejo que se encontraba entre Salagua y el Valle de las
Garzas, y dos empleados de la presidencia vestidos con elegantes trajes de
cocineros de alta escuela, con todo y gorros, de impecable blanco, llegaron por
las viandas. Los pedidos se repitieron varias veces, cada seis meses o una vez
al año.
Constantemente comía ahí la comunidad
china de Manzanillo, el Kuo Ming Tang, y se sentaban a la mesa más de treinta
compatriotas. Todos eran fieles del Generalísimo Chiang Kai Chek. La comunidad
del celeste imperio se reunía por lo general en dos ocasiones al año, el 10 de
octubre, que los del Kuo Ming Tang consideran como la independencia china, y el
primero de enero.
En 1961 Don Antonio sufrió una trombosis
cerebral. Su gran amigo, el pintor Jorge Chávez Carrillo se encontraba por
entonces en Tijuana, e inmediatamente tomó un avión para venir a ver a su
camarada. Ya no se recuperó, sin embargo, y durante quince años quedó al
cuidado de su mamá y su hijo Jorge. Este, con apenas dieciséis años, se hizo
cargo del restaurante, ayudado por su mamá.
A su muerte a los ochenta años, en el
1976, vendieron el local en la calle Juárez y se trasladaron al de Miguel
Galindo, donde continuaron con el restaurante Juárez. Luego, Doña Refugio
enfermó también, y su hijo tuvo que cerrar para cuidarlo, esto ya en el año de
1997.
Durante los ochentas, Jorge conoció a un
sobrino de su papá que llegó a Manzanillo como tripulante de un barco, pero se
fue y la pista sobre la familia de su padre, volvió a perderse. El piensa
hallar algo de ellos por internet. En Manzanillo vive también su hermano, el
Prof. Alejandro Wong Bernal, vecino de la colonia Burócrata.
El restaurante Juárez fue emblemático,
en el primer cuadro de nuestro puerto, y es punto de referencia obligado al
hablar de aquellos años lejanos, y es frecuente verlo aparecer en las viejas
fotografías amarillentas, que muestran como era el puerto en otras épocas, para
quienes no lo vivimos.
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ResponderEliminarhola que tal es una muy buena historia similar a la que mi abuelo tuvo cuando llego de Cantón China.. lamentablemente no me toco conocerlo...!!
ResponderEliminarYo soy descendiente de otro inmigrante cantonés de principios del siglo XX.
ResponderEliminarSería interesante comoartir información al respecto.
A mí me contaron que mi tatarabuelo vivia aca en la comarca lagunera, era de apellido Wong, pero con la matanza de los chinos él huyo y dejo a su esposa y así hijo, el hijo cambio su apellido a Bernal y ya no supieron absolutamneab nada de él.mi mama dice que su abuelo se lo contaba, todos mis tios tienen rasgos chinos y mi mami señala que su abuelo mas, mi abuelo más. Mi mami no quiso investigar y a mí me gustaría saber qué pasó con la familia de ese chinito.
EliminarJorge wong Bernal vive en manzanillo, es mi amigo cualquier información este es mi email paramo4@hotmail.com
Eliminaryo soy descendiente de la familia wong
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