jueves, 3 de mayo de 2012

HACE 100 AÑOS LLEGÓ A MANZANILLO LA FAMILIA WONG, DESDE CHINA


Centro histórico

Por Víctor Manuel Martínez

HACE 100 AÑOS LLEGÓ A MANZANILLO
LA FAMILIA WONG, DESDE CHINA

Don Antonio Wong Lam nació en Cantón, China, en 1896, pero a muy corta edad se vio inmerso en una sociedad en la que, por aquel entonces, había muchas revueltas, guerras y hambrunas; por lo que, sin perspectivas para progresar en ese ambiente, a sus dieciséis años decidió, junto con algunos de sus amigos que se encontraban en las mismas circunstancias, escapar de ahí en cualquier barco mercante que quisiera traerlos.

Y, cuando se les presentó la oportunidad de abordar un navío con destino a América, no dudaron en aceptar la oportunidad de inmediato. Venían a probar suerte, sin siquiera hablar una palabra de español. Su intención era quedarse en México, ya que sería más difícil, por cuestiones migratorias, ingresar a los Estados Unidos. Las perspectivas eran arduas, pero eran peores allá si se quedaban, por lo que, el día que salieron de China, Don Antonio decidió empezar su vida desde cero, y lo cumplió hasta su muerte, pues jamás regresó a China, ni volvió a tener contacto alguno con sus familiares allá; ni siquiera dejó alguna dirección donde sus descendientes pudieran buscarlos.

Después de la travesía transoceánica, en que trabajó junto a sus compañeros de aventura como cualquier otro tripulante, el 23 de septiembre de 1912 el navío, cuyo nombre se ha perdido en la bruma de los tiempos, tocó puerto en nuestras costas, pero, cosa curiosa, a pesar de que desde mucho tiempo antes el puerto ya se había trasladado a la bahía de Manzanillo, Don Antonio recordaba haber desembarcado en Salagua, y podríamos especular que quizá aquellos inmigrantes bajaron ahí debido a que no tenían papeles legales para entrar a nuestro país.

Lo cierto es que, el respirar el aire fresco de la naturaleza llena de palmeras de nuestra costa, se quedó en el corazón y en la mente de Antonio Wong, y ya no se lo pudo sacar. Recordaba que, sabiendo que la ciudad se encontraba en la otra bahía, y siendo muy temprano, se vino caminando desde Salagua a Manzanillo, por caminos maltrechos sombreados de lujuriantes arboledas, comiéndose algún fruto en el camino que había caído al suelo, bajo el ardiente rayo del sol. Tardó varias horas en llegar a pie hasta nuestro puerto, trayecto que ahora puede ser recorrido en automóvil en pocos minutos. Pero hay que recordar que en 1912, nuestro puerto tenía apenas ochenta y siete años de haberse fundado.

Contaba que por el camino se había encontrado a muchas personas transitando en burros, algunos de los cuales, llevaban grandes pencas de plátano, y no faltó quien, viéndolo tan asoleado, le regalara algún fruto, que él tuvo que agradecer a señas. Al pasar la Playita de En Medio, todavía antes de La Perlita (Por El Campesino, como llamamos a esa zona los porteños), pudo darse cuenta que no había camino para pasar por la parte baja del Sector 6, pues las olas, cuando venían, pegaban hasta el cerro, de manera que las personas que tenían que trasladarse de un lado a otro, pasaban esperando a que la ola se recogiese, y entonces corrían a gran velocidad, para llegar al otro lado de la rompiente, cosa que, imitándoles también hizo, cruzando apenas a tiempo.

Encontró alojamiento trabajando con unas personas que vivían en donde hoy está Foto Cárdenas, donde años después tendría su legendario negocio. En noviembre de ese año se fue a Guaymas, Sonora, donde puso una panadería. Se distinguía ya desde entonces en la elaboración de alimentos. Al poco tiempo, trabó amistad con el futuro presidente de la república, Lic. Abelardo L. Rodríguez.

Estando viviendo un lapso después en Ciudad Obregón, estalló una revuelta contra el gobierno por parte de los indios Yaquis, quienes por alguna razón, la emprendieron contra los inmigrantes chinos que estaban instalados en esa ciudad, y tras aprehenderlos, decidieron fusilarlos. Eran once hijos del celeste imperio sobre los que descargaron sus armas, pero, por lo menos en el caso de Don Antonio, parece que resultó cierta la frase que reza: “Tienes puntería de apache”, pues los dieron por muerto, pero Wong sólo estaba herido. Desde ese día hasta su muerte, conservó como recuerdo la marca en su cuerpo de tres impactos de bala.

Sabiéndolo Don Abelardo, llevó a Don Antonio Wong a restablecerse a su casa, bajo su coste, quedando desde entonces una buena amistad entre ellos. Ahí en esa ciudad, aprendió a hablar español, y posteriormente inglés. Muchos años después, andando su hijo Jorge en la Ciudad de México, se encontró con el manzanillense Ruiseco Avellaneda, quien estaba en compañía de Don Abelardo y Robles Martínez, y Ruiseco lo presentó al que ahora era ya ex presidente, que al saber de quien era hijo, compró y mandó por su intermedio a Don Antonio un regalo.

En 1929, Antonio Wong Lam decidió regresar al Occidente del país, y se estableció temporalmente en Guadalajara, pero con la mira de regresar a Manzanillo, puerto que no podía olvidar. Ahí puso una cafetería y conoció a una hermosa joven tapatía de la que quedó prendado, y al poco tiempo de tratarla, en 1930 la hizo su esposa: La señora María del Refugio Bernal. De ese matrimonio nacieron siete hijos, cinco mujeres y dos hombres, dos de los cuales viven hasta la fecha en Manzanillo.

En ese mismo año, anhelando regresar a la costa que no olvidaba, se establece ya en definitiva en nuestro puerto, empezando a trabajar primero en el restaurante del Hotel Miramar. Con lo ahorrado, compró una casa en la calle Miguel Galindo, donde hasta la fecha vive su hijo Jorge, sitio donde, en 1935 abrió la cafetería que era el germen de lo que sería el Restaurante Juárez. Este restaurante funcionó durante sesenta y cinco años. En 1938, pudo comprar un predio que le gustaba, enfrente de la primera casa donde viviera cuando llegó por primera vez a Manzanillo, veinticinco años antes.

El restaurante Juárez ahora estaba en la esquina de Juárez con avenida México, domicilio donde fuera tan afamado, marcado con el número 51, sobre la misma calle de la presidencia municipal. El lugar tenía historia, pues justo donde se ubicaba la cocina del restaurante, fue el sitio donde el Presidente Benito Juárez descansó entre dos árboles en una hamaca, esperando la llegada del barco que lo llevaría a Panamá, el John L. Stepehens. Por eso en ese lugar cada año se hacía un importante evento de la ciudad, durante la conmemoración del natalicio del Patricio de la Reforma.

Ahí vivieron la balacera y matazón resultante por el encontronazo entre Nicolás Rivera, en la cima del Hotel Colonial, y la Armada, el Ejército y la Policía. Por cierto que Nicolás era muy amigo de Don Antonio, pues constantemente iba al restaurante, y hasta le echaba los perros a una pariente de su esposa. Todos sabían que tenía muy buena puntería, y se decía que había estado preso alguna vez en la célebre Cárcel de San Quintín.

Por aquellos tiempos, cada que venía a Manzanillo, el Gobernador Chávez Carrillo iba a comer ahí con su comitiva, por lo que hablaba de antes para informar, avisando que le prepararan treinta comidas; así es que ese día desde temprano andaban en el restaurante todos muy atareados, poniendo los mejores arreglos en las mesas, y se cerraba el restaurante al público en general, para que el gobernador con su comitiva, comieran tranquilos. De ahí nació una gran amistad entre Don Antonio y el pintor Jorge Chávez Carrillo, hermano del gobernador.

Un manzanillense, Francisco Solórzano, quien era muy amigo de Wong Lam, llegó a ser funcionario de primer nivel del Presidente López Mateos, al que siempre le platicaba sobre la excelente comida china que el propietario sabía preparar. El restaurante Juárez vendía comidas corridas normales, pero en caso de pedidos especiales, preparaba con excelencia comida china cantonesa. Ante tantas buenas recomendaciones, nació el antojo de probarla en el primer mandatario del país, por lo que un día el Lic. Solórzano le habló a Wong para decirle que preparara un gran número de platillos con recetas chinas, porque al otro día llegaría un avión de parte del presidente para recogerlas, y trasladarlas hasta Palacio de Gobierno, para que el presidente las pudiera probar.

Y en efecto, temprano llegó el avión al campo de aterrizaje viejo que se encontraba entre Salagua y el Valle de las Garzas, y dos empleados de la presidencia vestidos con elegantes trajes de cocineros de alta escuela, con todo y gorros, de impecable blanco, llegaron por las viandas. Los pedidos se repitieron varias veces, cada seis meses o una vez al año.

Constantemente comía ahí la comunidad china de Manzanillo, el Kuo Ming Tang, y se sentaban a la mesa más de treinta compatriotas. Todos eran fieles del Generalísimo Chiang Kai Chek. La comunidad del celeste imperio se reunía por lo general en dos ocasiones al año, el 10 de octubre, que los del Kuo Ming Tang consideran como la independencia china, y el primero de enero.

En 1961 Don Antonio sufrió una trombosis cerebral. Su gran amigo, el pintor Jorge Chávez Carrillo se encontraba por entonces en Tijuana, e inmediatamente tomó un avión para venir a ver a su camarada. Ya no se recuperó, sin embargo, y durante quince años quedó al cuidado de su mamá y su hijo Jorge. Este, con apenas dieciséis años, se hizo cargo del restaurante, ayudado por su mamá.

A su muerte a los ochenta años, en el 1976, vendieron el local en la calle Juárez y se trasladaron al de Miguel Galindo, donde continuaron con el restaurante Juárez. Luego, Doña Refugio enfermó también, y su hijo tuvo que cerrar para cuidarlo, esto ya en el año de 1997.

Durante los ochentas, Jorge conoció a un sobrino de su papá que llegó a Manzanillo como tripulante de un barco, pero se fue y la pista sobre la familia de su padre, volvió a perderse. El piensa hallar algo de ellos por internet. En Manzanillo vive también su hermano, el Prof. Alejandro Wong Bernal, vecino de la colonia Burócrata.

El restaurante Juárez fue emblemático, en el primer cuadro de nuestro puerto, y es punto de referencia obligado al hablar de aquellos años lejanos, y es frecuente verlo aparecer en las viejas fotografías amarillentas, que muestran como era el puerto en otras épocas, para quienes no lo vivimos.











6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. hola que tal es una muy buena historia similar a la que mi abuelo tuvo cuando llego de Cantón China.. lamentablemente no me toco conocerlo...!!

    ResponderEliminar
  3. Yo soy descendiente de otro inmigrante cantonés de principios del siglo XX.
    Sería interesante comoartir información al respecto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí me contaron que mi tatarabuelo vivia aca en la comarca lagunera, era de apellido Wong, pero con la matanza de los chinos él huyo y dejo a su esposa y así hijo, el hijo cambio su apellido a Bernal y ya no supieron absolutamneab nada de él.mi mama dice que su abuelo se lo contaba, todos mis tios tienen rasgos chinos y mi mami señala que su abuelo mas, mi abuelo más. Mi mami no quiso investigar y a mí me gustaría saber qué pasó con la familia de ese chinito.

      Eliminar
    2. Jorge wong Bernal vive en manzanillo, es mi amigo cualquier información este es mi email paramo4@hotmail.com

      Eliminar