Centro histórico
62 AÑOS DE LA
FARMACIA REGIS
Por Víctor Manuel Martínez
La Farmacia Regis es toda una tradición
en Manzanillo, no sólo porque existe desde hace sesenta y dos años,
convirtiéndose con ello en el negocio de su tipo más antiguo de nuestro
municipio, sino porque es el legado de una de las personas más queridas que ha
vivido en nuestro puerto, como fue Don Agustín Guijarro.
MODERNO ALQUIMISTA, REMEDIÓ
LOS MALES DE GENERACIONES
El pequeño, que había nacido el 5 de
mayo de 1917 en Tomatlán, Jalisco, población de donde era originaria su
familia, llegó a nuestro puerto recién cumplidos los ocho años de edad, y se
instalaron en el barrio de La Perlita. Su mamá, Doña Elvira, viendo que se
necesitaban más entradas económicas para mantener a la familia, llevó al
pequeño Agustín con un famoso farmacéutico o boticario de nuestro puerto de ese
entonces, que era Don Eliseo Arroyo, el cual lo tomó a su servicio sin chistar
en su comercio ubicado sobre la calle principal (la México), dispuesto a
enseñarle todos rudimentos de una ciencia que en nuestros días,
desafortunadamente casi está extinta.
Estamos hablando de una época en la que
casi no había medicina de patente, y las farmacias tenían en su parte de arriba
o al fondo –dependiendo el tamaño del negocio- un pequeño laboratorio en el que
sus encargados, como alquimistas medievales, se ponían a mezclar sustancias
para curar enfermedades como dolores de estómago, de cabeza, de muelas,
musculares, de oídos, etc. Para esos males leves, la gente no iba al doctor,
sino que acudían con los boticarios.
PREPARÁNDOSE PARA
CUMPLIR SU SUEÑO
Don Eliseo Arroyo era farmacéutico de
escuela, y compartió todos sus secretos con su asistente, durante los
veinticinco años que lo tuvo a su servicio (De 1925 a 1950). El pequeño Agustín
aprendió todo lo que pudo, siempre con la mira de poner su propia farmacia,
pues era un sector comercial no saturado, en el que el más aclientado boticario
era el popular Don Panchito.
También hizo grandes ahorros, porque era
previsor del futuro, de manera que llegó el día que, sabiendo todo lo que había
que saber, teniendo ya treinta y tres años, en ese mismo año de 1950 renta un
edificio de madera de dos plantas, sobre la misma calle más importante de
nuestra ciudad y puerto, a un costado de la escuela Miguel Hidalgo. La parte
baja estaba muy surtida de toda clase de medicamentos, mientras que en la parte
alta vivía Don Agustín, y ahí mismo preparaba las sustancias que le eran
necesarias para calmar las enfermedades de sus clientes.
UN ACTIVO
LOBO DE MAR
Desde muy joven también, al igual que la
mayoría de los porteños de la época, había sido muy aficionado a la natación,
tanto que, por su gusto y aptitudes, ingresó al legendario equipo de nado
llamado “Los Lobos de Mar”, al lado de personajes como el pintor Carlos Escobar
León, Raúl Zuazo Ochoa y Chuy Radillo, entre otros. Hacían travesías a la bahía
y a veces también iban a Cuyutlán, compitiendo contra el equipo de natación de
la capital del estado, relación que dio como fruto una gran amistad con el
famoso cineasta y caricaturista Alberto Isaac, quien siempre que venía a
Manzanillo lo visitaba o lo invitaba a comer.
Formó una familia con cuatro hijos, al
lado de su esposa Amalia Rentería Núñez. De ellos, sólo Agustín Jr. se interesó
en seguir sus pasos, y aprendió todos los rudimentos del oficio, por lo que
continúa al frente del negocio hasta nuestros días. Don Agustín fue fundador
del Club de Leones, presidente de la Cámara de Comercio y también estuvo en el
Club 20-30. Por su fama y el cariño que la gente le tenía, varias ocasiones fue
invitado a participar en política, pero esta fue una actividad que nunca le
gustó.
LABORATORIO FOTOGRÁFICO
DAÑADO POR EL CICLÓN DEL 59
Volviendo a su farmacia, esta desde un
principio se llamó Regis. Ahí estuvo muy tranquilo hasta el año de 1959, año
que es un parte aguas para nuestro Manzanillo. Hay que decir que Don Agustín
tenía una afición muy particular, que no compartía casi con nadie, que era la
fotografía, tanto que tenía un pequeño laboratorio de revelado, y gustaba de
comprar las cámaras fotográficas de mayor calidad que salían al mercado por
aquellos años cincuentas.
Pues bien, en la parte superior del
edificio tenía un cuarto donde guardaba todo lo necesario para su hobbie, y
también guardaba muchas fotografías que había venido tomando desde muy chico.
Cuando el ciclón, no tuvo mayores daños en su negocio, en sus productos, ni en
la integridad física propia ni de su familia, pero sí perdió casi todo su
material fotográfico, tanto imágenes, como cámaras y materiales y equipo
necesario para el revelado de sus fotos, lo cual le dio mucho coraje, y
considerando que aquel no era un lugar seguro, porque al parecer bajaba un
arroyo del cerro por su casa, decidió mudarse, pues estaba seguro de que, por
la atención esmerada que brindaba, su clientela no lo abandonaría, sino que lo
acompañaría a donde quiera que se mudara.
LA MODERNA FARMACIA
REGIS, EN LA CALLE ALLENDE
De manera que se cambió a Allende 31,
sitio dentro del mismo centro histórico, a media cuadra de la calle México, frente
a la ya desaparecida Casa de Huéspedes Perlita, sitio en donde se encuentra el
legendario negocio hasta el día de hoy.
Poco a poco, la medicina de patente le
fue ganando terreno a los medicamentos preparados por el avezado farmacéutico.
Llegó el momento en que lo único que se preparaba eran algunas pomadas,
mediante el uso de fórmulas magistrales. Hasta el día de hoy, su hijo continúa
preparándolas cuando le son requeridas.
LOS HOMENAJES Y
EL CARIÑO DE LA GENTE
Al cumplir cincuenta años como
farmacéutico, la Asociación de Farmacéuticos de Colima, de la cual era miembro
distinguido, le hizo un homenaje. Tomó muchos cursos, leía mucho y se
actualizaba sobre los nuevos tratamientos y medicinas. Era un boticario con
reconocimiento oficial. Poco después, aquí en Manzanillo un locutor muy
reconocido le hizo un homenaje en un programa radiofónico.
VENADO, GALLINAS,
FRUTAS Y VERDURAS
Se distinguía Don Agustín porque siempre
estaba dispuesto a explicar como se tenía que tomar cada medicamento que
vendía, siempre de la manera más atenta, aunque tuviera que reiterar la
explicación varias veces, de manera que las personas de las rancherías cercanas
a nuestro puerto, siempre acudían a comprar lo que necesitaban con él.
Cuando el cliente era muy pobre, Don
Agustín le fiaba sin ningún papel de por medio, aunque fuera medicamento caro,
y la gente correspondía a su confianza pagándole, a veces en abonos. En su
casa, por esa razón, siempre le llevaban regalos de rejas de frutas, verduras,
carne de venado, gallinas y muchas otras cosas, como señal de agradecimiento.
AMIGO DE PERSONAJES POPULARES
Y PRESIDENTES MUNICIPALES
Entre las amistades que más cultivó
estaban Don Panchito, Don Ramón (el de la Farmacia América), el Dr. San
Vicente, el Dr. Martínez, el Dr. Navarro, el Dr. Abad, Héctor Cham, Manuel Lam,
Ernesto Béjar (del Bar Social), Ramón Navarro (de Los Equipales) Carlos
Ceballos, Paco Morales, y expresidentes municipales como Felipe Guzmán, Javier
Mata, Aquileo Díaz; todos ellos iban a comprar con él.
Don Agustín fue un autodidáctica de la
farmacéutica, ya que solamente cursó la escuela primaria, debido a que, como ya
dijimos, tuvo que trabajar desde muy chico, para contribuir al sustento
familiar. Desde 1992, el responsable oficial de la Farmacia Regis es su hijo
Agustín, el cual nació en 1971.
UN PERSONAJE
INOLVIDABLE
En el año de 1977, Don Agustín empezó a
mostrar fuertes síntomas del Mal de Parkinson, por lo que poco tuvo que ir
dejando la atención de su negocio a su
hijo, para dedicarse a descansar. Murió el 20 de abril de 1992, pero los
manzanillenses que lo conocieron aún no lo olvidan, y para evitar que se les
olvide, ahí está la Farmacia Regis.
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