LA INFLUYENTE FAMILIA
GARCÍA PIRSCH
Por Víctor Manuel Martínez
ERNST PIRSCH, EMPEZANDO UNA NUEVA
VIDA AL OTRO LADO DEL OCÉANO
Wilhelm Ernst Karl Pirsch Von Ahenbach,
conocido aquí como Don Ernesto Pirsch, nació en la ciudad de Heildelberg,
Alemania en 1879. Poco se sabe de sus primeros años de vida en el país teutón,
sólo que pertenecía a una familia de comerciantes, y que tenían una gran
amistad con la familia Stoll, y en su
caso especialmente con Adolf Stoll (conocido en nuestra entidad y el puerto como
Adolfo).
Por esa razón, en 1898, con tan sólo
diecinueve años de edad, decide atravesar el Atlántico, dejando para siempre a
su familia al otro lado del Océano, en el Viejo Continente, para empezar una
nueva vida en América, en México, y más concretamente en un puerto muy poco
conocido en ese tiempo, Manzanillo, Colima, que a pesar de su anonimato, estaba
creciendo mucho en cuanto a comercio internacional, como un puerto de altura y
cabotaje.
UN AMIGO DE LA INFANCIA EN
HEILDELBERG, ADOLF STOLL
Hacia allá había partido unos años antes
el amigo Adolf, y al parecer le estaba yendo muy bien, y le ofrecía trabajo.
Por ese tiempo, había muchos agentes aduaneros extranjeros asentados en el
puerto, que la mayoría de las veces hacían también de encargados de los asuntos
de sus países (cónsules), así como de otras naciones que no tenían
connacionales que los representasen permanentemente en un puerto de altura
adonde sus buques llegaban periódicamente.
Pirsch llegó a Veracruz, principal
puerto de México, a donde llegaban todos los inmigrantes- y por donde también
salían desde luego todos los emigrados voluntarios o indeseables-, y luego
atravesó todo el país desde un mar al otro, con la aventura de adentrarse en lo
desconocido, todavía un México muy rural y atrasado en relación a su país de
origen, como era a finales del siglo XIX. Sus descendientes aun recuerdan que
Ernst contaba que pasó por muchos estados, viendo con atención y extrañeza las
costumbres y tradiciones de cada región, como si hubiese llegado a un planeta
distante.
MANZANILLO, MUY
DIFERENTE A ALEMANIA
El Manzanillo al que llegó a bordo del
tren de vía angosta, que se había inaugurado tan sólo diez años antes, era una
ciudad anodina, perdida en la geografía de la nación, y al momento de su arribo
tenía setenta y un años de haberse fundado. La llegada de Pirsch a México
coincide con la época del porfiriato, época en la que el país tuvo una relativa
calma después de muchas revueltas y violencia de diversos géneros.
En 1884 había dejado la presidencia
Manuel González, y el Gral. Porfirio Díaz retomó el control del país, en un
segundo mandato, dispuesto a llevarlo al primer mundo, al progreso, trayendo
muchas industrias, muchas inversiones extranjeras y expandiendo las vías
ferroviarias por todo el territorio nacional. Y en efecto, empezó a prosperar
lentamente, y el comercio internacional por vía marítima, la principal en ese
tiempo en que aun la aviación era incipiente, por lo que se dio impulso a
Manzanillo, como uno de los mejores puertos del litoral del Pacífico, con lo
que se desbancó a sus competidores tradicionales de esos años, San Blas,
Nayarit, y Mazatlán, Sinaloa.
AGENCIAS ADUANALES
EN LA PLAYA
Podrá imaginarse que, sin embargo, sólo
había unas pocas casas sobre la Calle Principal (la México), así como los
cerros que hoy son el Sector 1 y 2; los vigías grande y el chico. Por entonces,
Manzanillo no tenía la categoría de ciudad; era solamente un pueblo, y en
general, en todo el estado sólo la ciudad de Colima tenía la categoría de ciudad
(no fue sino hasta 1948, que Manzanillo fue elevado a categoría de ciudad,
siendo la segunda en todo la entidad con ese estatus).
Las agencias navieras y aduanales se
encontraban frente a la playa donde atracaban los barcos, medio enterradas en
la arena, aunque en muchas ocasiones sus oficinas principales y sus encargados
(alemanes, norteamericanos o franceses), se encontraban en la ciudad de Colima.
Puras casas de madera de tejamanil, demasiado precarias, en tierra; sin
embargo, en el mar, dentro de la bahía, enormes barcos europeos, principalmente
alemanes, llenos de cosas muy valiosas destinadas al centro del país.
IMPORTACIONES DESDE
LA LEJANA HAMBURGO
Había otras firmas alemanas que operaban
en el puerto de Manzanillo aparte de Stoll, pero los titulares de la mayoría
sólo venían de vez en cuando, pues preferían el clima más benigno de la ciudad
de Colima. Era el de aquí un clima extremadamente cálido y húmedo, además de
que había muchas alimañas; zancudos y alacranes.
En la década del cincuenta del siglo
antepasado, se dieron las primeras exportaciones por medio de buques mercantes desde
Alemania hacia Manzanillo. Todo inició porque durante la intervención
norteamericana (1847 al 48), las fragatas norteamericanas bloquearon San Blas,
que era un puerto con mayor importancia comercial que Manzanillo, de modo que
el barco a vela que cada año venía desde Hamburgo a San Blas, tuvo que llegar a
Manzanillo, encontrando que era más fácil mandar desde aquí las mercancías a
Guadalajara, a través del Camino Real de Colima.
SCHULTE, OLDENBOURG Y BRUN, Y LOS
RANCHOS CAFETALEROS DE L´HARIBEL Y VOGEL
Entre los primeros agentes comerciales
que llegaron a establecerse en nuestro suelo por este motivo, estuvo Carlos
Schulte. Se casó con Enriqueta Vogel, hija de Arnoldo Vogel, junto a quien
atendió su tienda en la calle Madero, principal de Colima, Su nieto, Nicasio
Cruz Schulte, hijo de Elsa Schulte Vogel, vendió su negocio años después al
Prof. Blas Ruiz, donde construyó una enorme residencia, que el día de hoy es el
Palacio Federal, al norte del Jardín Núñez.
En 1867 llegó también a Colima George
Martin Oldenbourg Peckmann, junto a su esposa Marie Vietsch Ouetling. Arribaron
a Manzanillo por barco, procedentes de San Francisco, California, y visitando
la capital colimense, decidieron abrir ahí la primera ferretería, que vendía
muchas herramientas alemanas, que por entonces eran las mejores del mundo, como
las famosas tijeras Arbolito y Barrilito. La Ferretería era conocida como la de
Piedra o de Cruz de Piedra, en una de las esquinas del Jardín Libertad.
En 1874, el ingeniero francés Arturo
L´Haribel, quien se señala que vino durante el Imperio de Maximiliano, quien
era muy amigo del Gobernador Ramón R. de La Vega, compró los ranchos La Lumbre,
El Parral, el Guayabal, Corrales Viejos, Los Potreros y San Antonio (todos
ellos hoy Hacienda de San Antonio, que en los setentas fue comprada por el
magnate boliviano Antenor Patiño), en Comala, y empezó a cultivar ahí el café
Caracolillo, traído de Costa Rica por el mismo en el año de 1873, y para
explotarlo se asoció a los alemanes avecindados en Colima Adolfo Kebe, Enrique
Stold y Arnoldo Vogel. El puso el producto (café de altura Caracolillo), y
entre todos compraron todos esos ranchos para unir sus tierras, teniendo como
sede San Antonio. Llegaron a tener 35 mil plantas, y ganaron concursos mundial
de calidad cafetalera como en la Exposición del Centenario en 1876 en Estados
Unidos y la de Paris, donde superó al café árabe moka.
El 25 de octubre de 1875 se inauguró la
Marina Mercantil de Brun Hermanos, cajón de ropa del que eran propietarios
Julio y José Brun, y socios Teofilo y Eduardo Pons, negocio que después
cambiaría su nombre a Marina Mercante, y más recientemente sólo a La Marina.
LA COLONIA ALEMANA
DE COLIMA
Para 1880 ya se había formada una
colonia germana muy nutrida y poderosa en la capital del estado, en la que
participaban tanto en negocios como en convivencia familias como los Vogel,
Stoll, Oldenbourg, Brun, Shondube, Schmidt, Octling, Flohr, Vietsch, Schaat,
Bobel, Kuhlmann, Kegel, Kolaf, Herrman, Goltz, Hinrichs, Hotz, Bohner, Meyer y
otros, que se mencionan que poseían en su conjunto alrededor de veinte
haciendas agrícolas y quince de los comercios más fuertes, desplazando a los
ricos nativos.
LA FAMILIA
PIRSCH MIRUS
Muchos de ellos tenían negocios en
Manzanillo, relacionados con el puerto, pero los principales aquí eran Stoll
& Pirsch. Stoll era muy querido, sobre todo porque su esposa, Julia Pain de
Stoll, era muy altruista. Viviendo con ellos, Ernst trabó primero amistad y
luego se enamoró de la señorita Rosa Mirus González, sobrina de los Stoll, por
el lado de los Pain. La joven Mirus, con apellido de origen húngaro-rumano, de
origen extranjero, pero nacida en Morelos, y se casó poco tiempo después.
Procrearon tres hijos: Ernesto, Rosa María y Ana Julia Pirsch Mirus.
Ernst Pirsch, al igual que Stoll, no
hablaba bien el español, pero hicieron mucho para el progreso del incipiente
puerto a nivel internacional, sobre todo el primero, pues fue el que duró más
tiempo al frente de la agencia, que llegó a consolidarse como una de las
principales del Pacífico. Gracias a su prestigio, fue nombrado vicecónsul de
Noruega y Alemania. Casi desde su llegada, debido a su gran capacidad, quedó al
frente de la compañía, que cambió su razón social a Agencia Aduanal Ernesto
Pirsch y Compañía.
LA TRADICIÓN GERMÁNICA
DEL HUEVO DE PASCUA
En su familia se siguieron conservando
tradiciones germánicas, que se pasaron de generación a generación hasta
nuestros días, entre algunos de sus descendientes, como la de celebrar durante
las navidades la tradición de “El Conejo de Pascua”.
Recuerdan los integrantes de esta
familia como la señora Ana Julia Pirsch Mirus, en esa fecha, ponía a todos los
niños del clan a que la ayudaran a decorar los famosos huevos, pintados con
brillantes colores, para luego esconderlos, para que llegado el momento,
corrieran a buscarlos, y luego se daban premios a quienes los hallaban. Fue una
familia muy culta la Pirsch Mirus, en donde varios hablaban varios idiomas.
DIFÍCILES TIEMPOS DE LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Al principio de la Segunda Guerra
Mundial, el teatro de guerra se verificaba principalmente en Europa, con el
expansionismo alemán emprendido por el gobierno nazi de Adolf Hitler, con el
respaldo del fascismo italiano, del dictador Benito Mussolini. También empezaba
en el Extremo Oriente el expansionismo del Imperio Japonés.
Estados Unidos no había entrado en
guerra, y sólo expresaba un tibio respaldo moral a Inglaterra y Francia, nación
que pronto desapareció, al igual que muchas otras, ante el poderío militar
teutón. La Unión Soviética por su parte, también se mantenía expectante, al
margen. Por parte de México, nuestro gobierno fiel a su tradición, se mantenía
neutral, y hay que decir que por ese tiempo, en nuestro país existían muchas
simpatías hacia Alemania, debido a que las atrocidades de Hitler todavía no
eran conocidas por el público.
Por ese tiempo, Ernst Pirsch seguía
siendo el representante de los intereses alemanes en nuestro puerto. Aunque hay
que decir que por entonces, con tantos años en México desde tan joven, sin
visitar su país natal, ya se sentía en cierto modo más mexicano que alemán. Al
fin de cuentas, toda su familia había nacido aquí y era de nacionalidad mexicana.
Finalmente, presionado por nuestro
vecino del norte, México se vio precisado a declararle la guerra a las
Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). Como consecuencia se mandó al
Escuadrón 201 al Pacífico, para participar en maniobras conjuntas con los
norteamericanos en contra de Japón. Por ese tiempo, y sobre todo en los
puertos, parte más vulnerable de un país, se empezó a hostigar molestamente a
los ciudadanos japoneses, italianos y alemanes, inmigrantes que siempre habían
sido muy queridos por la población.
Para colmo de males, en noviembre de
1935 estalló un escándalo involucrando a japoneses y alemanes en un inmenso
contrabando de armas, con destino al puerto de Manzanillo. Los agentes Kiso
Tsurux, Sommer Herrman y Ernst Pirsch trajeron de la empresa California Arms
Company, por medio de sus firmas comerciales, ametralladoras, rifles y
municiones, por un total de 165 millones de dólares, que recogería en nuestros
muelles el vapor Tokaoka Maru. Sin embargo, el barco nunca tocó costas mexicanas.
Esta información está contenida en el
libro “Los códigos ocultos del cardenismo”, de Raquel Sosa Elizaga. Al parecer,
sólo fue un pretexto más para hostigar a los ciudadanos oriundos de países que
en esos momentos estaban en guerra con los norteamericanos, ya que la empresa
de aquel país involucrada en el asunto, no se vio perjudicada. Por medio de la
Secretaría de Gobernación se concentró a la mayoría de los germanos, nipones e
ítalos en las tres principales ciudades del país: Guadalajara, la Ciudad de
México y Monterrey.
Muchos de sus bienes les fueron
confiscados, y también los Pirsch Mirus se vieron afectados por estas medidas,
que afortunadamente fueron pasajeras. Al poco tiempo de que se le declarara la
guerra a Alemania y Japón, el conflicto terminó.
LOS GARCÍA PIRSCH, AYUDANDO
A DESARROLLAR A MANZANILLO
Su hija mayor, Rosa María, conocida en
Manzanillo como “La Chacha Pirsch”, se casó con el contador privado Luis García
Castillo, guerrerense que se había ido con su familia a California, Estados
Unidos, al estallar la Revolución Mexicana, y que años más tarde, fundó el Club
de Pesca de Manzanillo, trajo a los primeros pescadores deportivos, organizó
regatas hasta San Diego y trajo también al Almirante Dorsey, para convencerlo
de que aquí se hiciera el torneo de pesca internacional de pesca de pez vela,
que es el más antiguo del país en hacerse de manera interrumpida, ya que, antes
del nuestro, había otro en Acapulco, el cual, sin embargo, no se ha efectuado
de manera ininterrumpida.
También promovió mucho a Manzanillo como
delegado federal de turismo y tuvo la agencia aduanal Luis García Jr., así como
la primera agencia de viajes aquí, la García, por medio de la cual trajo a la
primera línea aérea comercial, de la cual fue gerente, la Gómez Méndez, que
arribaban al viejo campo de aviación, frente a Las Hadas. Y en todo tuvo el
apoyo incondicional de su esposa y su familia.
LUIS ERNESTO, CARLOS
ROQUE Y ERNESTO GUILLERMO
De ese matrimonio, los García Pirsch,
nacieron ocho hijos, Claudia Rosa, Yolanda Inés, Luis Ernesto, Carlos Roque,
Adriana Eugenia, Ana Julia Martina, Ernesto Guillermo y rosa María.
Luis Ernesto García Pirsch nació en Manzanillo,
el 26 de diciembre de 1950. Se graduó
como Licenciado en Turismo, egresado de la primera generacion de la escuela de
turismo de la Universidad de Guadalajara.
Ocupó diversos cargos como coordinador de asesores del subsecretario de turismo
a nivel federal, Lic. Oscar de La Torre Padilla; fue subdirector de la escuela
superior de turismo del Instituto Politécnico Nacional; fue subsecretario de
turismo del estado de Jalisco; participó en la expo-mexicana realizada en el World
Trade Centrer de Nueva York; fue consultor especializado en el ramo turístico
en diversos estados de la república, presidente fundador de varias asociaciones de consultores especializados
en la materia y catedrático de tiempo completo de la escuela superior de
turismo.
Carlos Roque Garcia Pirsch, nació el 17
de noviembre de 1952. Se graduó como Licenciado en Derecho de la Universidad de
Colima, y ha ocupado diversos cargos públicos: inspector fiscal de mieles incristalizables
de exportación de la SHCP; inspector del trabajo; procurador de la defensa del
trabajo, adscrito a la junta de conciliación y arbitraje de Manzanillo, presidente
de la junta de conciliación y arbitraje de Colima y delegado federal de la
secretaria del trabajo y previsión social en el Estado de Colima.
Ernesto Guillermo García Pirsch nació el
9 de noviembre de 1959, se graduó como licenciado en administración de
empresas, y obtuvo el premio Peña
Colorada como mejor estudiante de
México. Es catedrático de la Universidad de Colima, y ocupó los siguientes
cargos públicos: contralor del H. Ayuntamiento y tesorero municipal de Manzanillo;
es actualmente empresario en el ramo de desarrollo humano.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola! Me interesaría platicar con alguien que haya investigado sobre el tema, cómo puedo contactarles?
ResponderEliminar