jueves, 14 de junio de 2012

LAS PRIVACIONES Y SACRIFICIOS DE LOS PRIMEROS ESTUDIANTES PORTEÑOS DE PREPARATORIA Y PROFESIONAL


Centro histórico

LAS PRIVACIONES Y SACRIFICIOS DE LOS PRIMEROS
ESTUDIANTES PORTEÑOS DE PREPARATORIA Y PROFESIONAL

Por Víctor Manuel Martínez

LA ÚNICA SECUNDARIA DEL PUERTO, LA TRES,
TOPE FINAL DE ESTUDIOS EN LA REGIÓN

En los años en que nuestro puerto era todavía chico, poco poblado y poco importante, era muy difícil para los jóvenes acceder a la educación superior, pues en Manzanillo por mucho tiempo no se tuvieron escuelas secundarias, y luego, había una sola, que era la secundaria número 3, que se encontraba en lo que hoy es la escuela primaria Rafael Ramírez.

Querer estudiar más allá de este tope, de este límite, era muy difícil, e implicaba necesariamente, trasladarse, como punto más cercano, a la ciudad de Guadalajara. Esto fue una realidad muy marcante entre 1950 a 1965. Por entonces, sólo los hijos de familias pudientes, que muy pocas de esas había en nuestro Manzanillo, podían salir a estudiar fuera de aquí.

EL DESEO DE TODO SECUNDARIANO PORTEÑO ERA SER PROFESIONISTA, PERO ERA MUY DIFÍCIL DE CONSEGUIR

Las limitaciones económicas hacían que el grueso de los jóvenes tuvieron que dedicarse a ser estibadores, pescadores, lancheros, marineros y comerciantes. Todos los que cursaban la secundaria, abrigaban la secreta esperanza de estudiar algo más, de llegar a ser profesionistas, pero los mismos familiares, conscientes de nuestra situación, les advertían que no se ilusionaran, ya que no tenían la capacidad de sostener los estudios de una carrera.

Para hablar de este tema, platiqué con el Arq. Maximiliano Ley y el Lic. Wenceslao Cisneros Amaya, quienes formaron parte de las primeras generaciones que salieron decididos a volver convertidos en profesionistas. Para poder hacer ese sueño realidad, no solamente había que proponérselo, sino tomar acciones concretas encaminadas a su consecución. Lo primero era desde un año antes de egresar de la secundaria, por lo menos, empezar a juntar dinero para ir a tratar de inscribirse, siempre con la posibilidad de poder ser rechazados.

NECESARIO AHORRAR POR LO MENOS UN AÑO, PARA IR A TRATAR DE INSCRIBIRSE A LA PREPA EN GUADALAJARA

En el caso del hoy Maestro en Ciencias Penales, recuerda que en su generación, donde también hicieron estudios profesionales Jesús Rentería (reconocido abogado magistrado), Manuel Bonilla Ramos (ingeniero), Armando Macías Solano (médico) y José Isabel Magaña (Licenciado en Economía), recuerda que, antes de salir de la secundaria, aquel grupo de amigos se hicieron la promesa que harían hasta lo imposible para proseguir su preparación académica, y ayudando este en la venta del pan en el mercado a su mamá, Clementina Amaya, consiguió reunir la suma de 700 pesos, en un lapso de tres meses, lo cual hoy sería equivalente a 7 mil pesos.

El día señalado para acudir a la Perla Tapatía a tratar de ingresar a la escuela media superior, había dos líneas de autobuses disponibles, la que se consideraba que era la de los ricos, Tres Estrellas de Oro, y la de los pobres, Transportes Sur de Jalisco. Mientras que todos se fueron en una unidad de la primera, más cómoda, Wenceslao se tuvo que ir en la popular.

FILAS DE 500 ASPIRANTES PARA
ENTRAR AL BACHILLERATO

“Como no sabíamos si nos íbamos a quedar, aunque lo anhelábamos, y previamente, con vistas a ello, le habíamos echado muchas ganas al estudio para llegar con buenas calificaciones que nos avalaran, todos nos hicimos los aparecidos con algún familiar residente en aquella ciudad, diciendo que íbamos de visita por unos días. Yo llegué con mi tía Elvira, y descansé lo mejor que pude de lo molido que me sentía del viaje, aunque difícilmente podía dormir de lo emocionado y expectante que me encontraba ante mi posible ingreso a la preparatoria.

Al otro día me fui a las oficinas centrales de la Universidad de Guadalajara, ubicadas en avenida Vallarta, y llevaba mis documentos en una carpeta muy bien sujetos, como si fueran un tesoro, ya que ellos podrían ser mi pasaporte hacia una carrera profesional como era mi sueño. Ahí llegaron también todos mis compañeros provenientes de Manzanillo, y cada uno se fue formando en el lugar que le tocó de acuerdo al momento de su arribo, y a mi tocó ingresar a la fila cuando había como quinientos jóvenes delante de mi. Me fije a cada rato pasaba un empleado de la universidad, que iba revisando los papeles de las personas que estaban formadas, y de pronto esta llegó conmigo y me pidió mis papeles, y yo no los quería soltar, porque temía que se me perdieran.

SER ACEPTADO, TODO UN COMPROMISO DEL
QUE NO SE PODÍA ECHARSE PARA ATRÁS

Los tomó y los revisó en silencio unos momentos, y luego me dijo, usted no debe esta aquí; debe pasarse a aquella fila que está allá; y me la señaló con el índice. Se trataba de una corta fila de unos veinte personas, a lo sumo. Le preguntó que cual era la razón, y me dijo: es que tú traes promedio de nueve. Rápidamente me aceptaron, pero entonces, aunque eso era lo que quería, de repente me entró mucho miedo, porque sabía que había contraído una gran responsabilidad, y ya no me podía echar para atrás. Me tenía que quedar desde ya, y ya no regresé a Manzanillo, avisando a mi familia que tendría que quedarme, porque había sido aceptado”.

Los estudiantes porteños que se iban a estudiar a Guadalajara, sólo venían de vacaciones una o dos veces al año. Generalmente era seguro que vinieran en las vacaciones largas. Pero no podían regresar a cada rato, ya que salía muy caro. Para ahorrar dinero, utilizaban muchas veces el tren, más lento y tardado, pero apto para su situación sacrificada. Cuando se iban de regreso a la capital jalisciense, las familias se quedaban llorando en la terminal.

A VECES SE COMÍA,
Y A VECES NO

Los estudiantes se sentían siempre muy nostálgicos, y en el caso de los porteño, algo muy curioso es que todos extrañaban mucho el mar. El primer año, como no conocían Guadalajara, todos los estudiantes de Manzanillo andaban siempre juntos para todos. En bola iban para todos lados. Estudiar era sinónimo de sacrificio, porque los estudiantes a veces comían, y a veces no. Esa es la razón por la que muchos desistieron de proseguir.

Por ese tiempo, la mayoría de los estudiantes de la Universidad de Guadalajara eran foráneos; no eran originarios del estado de Jalisco, pues la U de G era una universidad regional, que no tenía reticencias para aceptar por igual a jóvenes de cualquier procedencia. La preparatoria duraba dos años, y era tronco común.

LA LEGENDARIA PREPARATORIA DE
JALISCO, HOY ESTATAL NÚMERO UNO

Así todos los de Manzanillo eran compañeros e iban juntos como una familia muy unida, que les recordaba a los que habían dejado en el puerto. La otra universidad, la UAG, la Autónoma de Guadalajara, era para los ricos, y nadie de Manzanillo cursaba estudios ahí. El plantel bachillerato se llamaba Preparatoria de Jalisco, era el único y fue el primero en esa ciudad, el cual hoy se llama Escuela Preparatoria Estatal Número 1.

Una actividad bastante frecuente para los porteños en la ciudad, era la de escribir cartas. Siempre estaban escribiendo cartas. Lo mismo para los familiares que para las novias. Era una actividad muy melancólica, y no era raro que quedaran mojadas por las lágrimas, motivadas por los recuerdos que les traía el pensar en su gente.

CAMINANDO GRANDES DISTANCIAS A PIE, POR
FALTA DE DINERO PARA PASAJES DE CAMIÓN

Contrario a su terruño en la costa, Guadalajara ya desde entonces era una ciudad muy grande, la segunda más grande del país, y era un shock para los jóvenes enfrentarse a diario a ella. Tenían que aprender muchas cosas todos los días. Como el dinero escaseaba, muchas veces no les alcanzaba para pagar los camiones, y tenían que recorrer distancias enormes a pie.

La distancia hacía muy difícil que los hermanos, papás, abuelos y tíos poca oportunidad tuvieron de irlos a visitar, pero, en cuanto podían, lo hacían. Esto pasaba muy, pero muy de vez en cuando, y era una gran alegría para los estudiantes, que no perdían oportunidad de presentarlos muy orgullosos a todos sus nuevos amigos en la capital mundial del mariachi.

GRANDES SACRIFICIOS HICIERON
A EXCELENTES PROFESIONISTAS

Los viajes entre Manzanillo y Guadalajara por aquella carretera vieja eran ya de por sí motivo de preocupación por los frecuentes accidentes, ya que se trataba de una carretera angosta y tortuosa, con defectos de origen en los declives de las múltiples curvas, y con el paso de La Salada que ponía nerviosos a todos los pasajeros, ya que se transitaba a vuelta de rueda, porque era una vía muy transitaba tanto por unidades particulares como por autobuses y vehículos pesados de gran tamaño, además de estar flanqueada por enormes voladeros.

Sin embargo, todos coinciden en que, el hecho de pasar tantas privaciones y sacrificios, hicieron que le echaran más ganas a los estudios, le pusieran más esfuerzo y les tuvieran más amor. Por eso, todos aquellos primeros profesionistas manzanillenses, han sido gente muy destacada en las profesiones que eligieron.





lunes, 11 de junio de 2012

RECUERDOS DE FOTOGRAFÍA DE DON RABÍ VILLA


Centro histórico

RECUERDOS DE FOTOGRAFÍA
DE DON RABÍ VILLA

Víctor Manuel Martínez

Rabí Villa Escamilla, hoy de 88 años de edad, siendo muy chico dejo su natal Tonila, Jal., para irse a estudiar al Seminario Conciliar de Colima, pero ya desde la niñez y adolescencia venía  a Manzanillo a vacacionar con unos tíos porteños, lo cual empezó a hacer alrededor de 1937, y siguió haciéndolo ya estando en el seminario, durante las vacaciones.

RATAS, ALACRANES Y ENFERMEDADES,
HASTA QUE LLEGÓ EL HOSPITAL CIVIL

Fue en el año de 1942, contando con dieciocho años de edad, y estando en el cuarto año de su escuela, cuando, viendo que le gustaba mucho el puerto, en una de sus tantas visitas decidió ya no regresar, y quedarse a vivir en Manzanillo. De aquellas visitas en los lejanos años treinta recuerda que existían muy pocas calles, que la iglesia de Guadalupe tenía techo de teja, que la población era escasa y con casas en su enorme mayoría de madera, y que siempre había plaga de alacranes y de ratas de gran tamaño.

Mucha gente se enfermaba y el Hospital Civil apenas estaba en construcción. Cuando ya fue terminado, el primer director fue Gustavo Bayardo, hermano de Luis Bayardo que fuera alcalde, y este lo contrató para trabajar en la Farmacia, donde se quedó por muchos años. Se acuerda que la calle Nueva no existía, y aun en el Vigía, el Sector 1, asiento primario de nuestra ciudad, vivía muy poquita gente.

BAÑARSE EN LA PLAYA DEL ROMPEOLAS,
LA DIVERSIÓN DE LOS MANZANILLENSES

La diversión favorita de Rabi, al igual que de la mayoría de los manzanillenses de ese tiempo, era bañarse en el mar, y el lugar favorito para hacerlo era en la playa del Rompeolas, donde iba a echarse clavados. La gente se guarecía del sol bajo un guamúchil. Aunque el guamúchil más famoso, se encontraba en La Perlita. Al fondo del paseo del Rompeolas estaba un restaurante y la Standard Oil Company, que era la antecesora de Petróleos de México, es decir, antes de que el sector se privatizara.

Por la calle México, casi toda también de madera, los principales comercios, aparte de la Casa Jaramillo, eran de extranjeros; en el puerto había muchos comerciantes chinos, y en el corazón de esta vialidad principal estaban tres fuertes negocios de japoneses; las tiendas de Yanomé, Ijima y Naitoh, de las cuales sólo permanece la tercera.

EL ARTE DE LA FOTOGRAFÍA,
PERO NO LA DIGITAL

Rabi se inició en la fotografía como hobbie, porque uno de sus hermanos, que vivía en la ciudad de Colima, era fotógrafo profesional, pero su suegro, viendo la calidad de sus trabajos, lo animó a que pusiera un negocio de fotografía comercial. Fue así que aprendió a retocar, lo que es todo un arte, ya poco conocido, que él sigue practicando con maestría, el cual se hace con un lápiz de especial, de una manera muy sueva, para dar un acabado parejo a los matices de la impresión, y luego se saca una impresión para checarlo, y sobre este se hace una última corrección. Este trabajo debe ser muy sutil, para que no se note.

Señala Rabí Villa que la foto digital no es mejor que la tradicional, ya que se borra fácilmente, de manera que para títulos profesionales y trámites escolares, no se acepta. Por eso la gente busca a Rabí, porque sus fotos duran décadas. Nos cuenta que le regalaron una cámara digital, pero no la aceptó; la rechazó amablemente, porque su vieja cámara es mucho mejor.

UNA CÁMARA CON 58 AÑOS, QUE ES UNA VALIOSA
RELIQUIA DE MUSEO EN FUNCIONAMIENTO PERFECTO

La cámara que el usa tiene cincuenta y ocho años, pero funciona como nueva. De vez en cuando le cambia los lentes y los repuestos los venden. Dice que le costó 4 mil pesos, y hoy, como antigüedad, vale 50 mil pesos cuando menos. Le hizo algunas adaptaciones que inventó para hacerla más funcional y cómoda. Es de chasis. Cuando se ocupa hacerle alguna reparación, la hace él mismo.

Como esta tiene varias otras cámaras antiguas, algunas de ellas de madera, y con tripié, todas con más de cincuenta años de vida y funcionando. El revelado, nos dice, se hace igual que siempre, pero con mejores productos. Hay químicos en grano, polvo y líquido, revelador, fijador post revelado el cual se tiene que preparar con conocimiento y mucho cuidado.

Nos dice que tomó muchas fotografías antiguas sobre Manzanillo, y guarda muchas cajas llenas de negativos que nunca ha revelado, ya que estos se pueden guardar por gran cantidad de tiempo.

UN TELÉFONO DE 1906

Tiene otras antigüedades interesantes en su casa, como lo es un teléfono de 1906, que funciona perfectamente. Todo en él es original, a excepción del disco para marcar, que aunque es antiguo también, no es de esa cámara en particular, ya que en ese tiempo los teléfonos generalmente no tenían disco de marcado, pues se levantaba la bocina y se le decía a la operadora en cabina el número al que se quería hablar y ella comunicaba a las personas.

Ese teléfono sus hijos se los regalaron a él y a su esposa cuando cumplieron treinta años de casados, y ya era toda una antigüedad en ese entonces; hoy tienen sesenta y dos años de matrimonio. Recuerda Villa Escamilla que esta forma de comunicación a través de operadora funcionó en Manzanillo hasta los años cincuentas, y que los teléfonos se identificaban sólo por tres números, pues era poca gente la que tenía este servicio, y sobre todo, pocos pobladores los que tenía la ciudad.

UNA CAMPANA DE PORTERO
DE LA ÉPOCA PORFIRISTA

También tiene una vieja campana de bronce, labrada muy artísticamente, de la época porfirista, la cual tenía una cadena unida, que se jalaba y tocaba a manera de un moderno timbre. La cadena se perdió, pero ahí sigue la campana de adorno. Tiene además un león de escultura para pisapapeles, el que posee desde los años cincuentas.

La fotografía de Rabí Villa es un referente en Manzanillo.










viernes, 8 de junio de 2012

LA INFLUYENTE FAMILIA GARCÍA PIRSCH


LA INFLUYENTE FAMILIA
GARCÍA PIRSCH

Por Víctor Manuel Martínez

ERNST PIRSCH, EMPEZANDO UNA NUEVA
VIDA AL OTRO LADO DEL OCÉANO

Wilhelm Ernst Karl Pirsch Von Ahenbach, conocido aquí como Don Ernesto Pirsch, nació en la ciudad de Heildelberg, Alemania en 1879. Poco se sabe de sus primeros años de vida en el país teutón, sólo que pertenecía a una familia de comerciantes, y que tenían una gran amistad  con la familia Stoll, y en su caso especialmente con Adolf Stoll (conocido en nuestra entidad y el puerto como Adolfo).

Por esa razón, en 1898, con tan sólo diecinueve años de edad, decide atravesar el Atlántico, dejando para siempre a su familia al otro lado del Océano, en el Viejo Continente, para empezar una nueva vida en América, en México, y más concretamente en un puerto muy poco conocido en ese tiempo, Manzanillo, Colima, que a pesar de su anonimato, estaba creciendo mucho en cuanto a comercio internacional, como un puerto de altura y cabotaje.

UN AMIGO DE LA INFANCIA EN
HEILDELBERG, ADOLF STOLL

Hacia allá había partido unos años antes el amigo Adolf, y al parecer le estaba yendo muy bien, y le ofrecía trabajo. Por ese tiempo, había muchos agentes aduaneros extranjeros asentados en el puerto, que la mayoría de las veces hacían también de encargados de los asuntos de sus países (cónsules), así como de otras naciones que no tenían connacionales que los representasen permanentemente en un puerto de altura adonde sus buques llegaban periódicamente.

Pirsch llegó a Veracruz, principal puerto de México, a donde llegaban todos los inmigrantes- y por donde también salían desde luego todos los emigrados voluntarios o indeseables-, y luego atravesó todo el país desde un mar al otro, con la aventura de adentrarse en lo desconocido, todavía un México muy rural y atrasado en relación a su país de origen, como era a finales del siglo XIX. Sus descendientes aun recuerdan que Ernst contaba que pasó por muchos estados, viendo con atención y extrañeza las costumbres y tradiciones de cada región, como si hubiese llegado a un planeta distante.

MANZANILLO, MUY
DIFERENTE A ALEMANIA

El Manzanillo al que llegó a bordo del tren de vía angosta, que se había inaugurado tan sólo diez años antes, era una ciudad anodina, perdida en la geografía de la nación, y al momento de su arribo tenía setenta y un años de haberse fundado. La llegada de Pirsch a México coincide con la época del porfiriato, época en la que el país tuvo una relativa calma después de muchas revueltas y violencia de diversos géneros.

En 1884 había dejado la presidencia Manuel González, y el Gral. Porfirio Díaz retomó el control del país, en un segundo mandato, dispuesto a llevarlo al primer mundo, al progreso, trayendo muchas industrias, muchas inversiones extranjeras y expandiendo las vías ferroviarias por todo el territorio nacional. Y en efecto, empezó a prosperar lentamente, y el comercio internacional por vía marítima, la principal en ese tiempo en que aun la aviación era incipiente, por lo que se dio impulso a Manzanillo, como uno de los mejores puertos del litoral del Pacífico, con lo que se desbancó a sus competidores tradicionales de esos años, San Blas, Nayarit, y Mazatlán, Sinaloa.

AGENCIAS ADUANALES
EN LA PLAYA

Podrá imaginarse que, sin embargo, sólo había unas pocas casas sobre la Calle Principal (la México), así como los cerros que hoy son el Sector 1 y 2; los vigías grande y el chico. Por entonces, Manzanillo no tenía la categoría de ciudad; era solamente un pueblo, y en general, en todo el estado sólo la ciudad de Colima tenía la categoría de ciudad (no fue sino hasta 1948, que Manzanillo fue elevado a categoría de ciudad, siendo la segunda en todo la entidad con ese estatus).

Las agencias navieras y aduanales se encontraban frente a la playa donde atracaban los barcos, medio enterradas en la arena, aunque en muchas ocasiones sus oficinas principales y sus encargados (alemanes, norteamericanos o franceses), se encontraban en la ciudad de Colima. Puras casas de madera de tejamanil, demasiado precarias, en tierra; sin embargo, en el mar, dentro de la bahía, enormes barcos europeos, principalmente alemanes, llenos de cosas muy valiosas destinadas al centro del país.

IMPORTACIONES DESDE
LA LEJANA HAMBURGO

Había otras firmas alemanas que operaban en el puerto de Manzanillo aparte de Stoll, pero los titulares de la mayoría sólo venían de vez en cuando, pues preferían el clima más benigno de la ciudad de Colima. Era el de aquí un clima extremadamente cálido y húmedo, además de que había muchas alimañas; zancudos y alacranes.

En la década del cincuenta del siglo antepasado, se dieron las primeras exportaciones por medio de buques mercantes desde Alemania hacia Manzanillo. Todo inició porque durante la intervención norteamericana (1847 al 48), las fragatas norteamericanas bloquearon San Blas, que era un puerto con mayor importancia comercial que Manzanillo, de modo que el barco a vela que cada año venía desde Hamburgo a San Blas, tuvo que llegar a Manzanillo, encontrando que era más fácil mandar desde aquí las mercancías a Guadalajara, a través del Camino Real de Colima.

SCHULTE, OLDENBOURG Y BRUN, Y LOS
RANCHOS CAFETALEROS DE L´HARIBEL Y VOGEL

Entre los primeros agentes comerciales que llegaron a establecerse en nuestro suelo por este motivo, estuvo Carlos Schulte. Se casó con Enriqueta Vogel, hija de Arnoldo Vogel, junto a quien atendió su tienda en la calle Madero, principal de Colima, Su nieto, Nicasio Cruz Schulte, hijo de Elsa Schulte Vogel, vendió su negocio años después al Prof. Blas Ruiz, donde construyó una enorme residencia, que el día de hoy es el Palacio Federal, al norte del Jardín Núñez.

En 1867 llegó también a Colima George Martin Oldenbourg Peckmann, junto a su esposa Marie Vietsch Ouetling. Arribaron a Manzanillo por barco, procedentes de San Francisco, California, y visitando la capital colimense, decidieron abrir ahí la primera ferretería, que vendía muchas herramientas alemanas, que por entonces eran las mejores del mundo, como las famosas tijeras Arbolito y Barrilito. La Ferretería era conocida como la de Piedra o de Cruz de Piedra, en una de las esquinas del Jardín Libertad.

En 1874, el ingeniero francés Arturo L´Haribel, quien se señala que vino durante el Imperio de Maximiliano, quien era muy amigo del Gobernador Ramón R. de La Vega, compró los ranchos La Lumbre, El Parral, el Guayabal, Corrales Viejos, Los Potreros y San Antonio (todos ellos hoy Hacienda de San Antonio, que en los setentas fue comprada por el magnate boliviano Antenor Patiño), en Comala, y empezó a cultivar ahí el café Caracolillo, traído de Costa Rica por el mismo en el año de 1873, y para explotarlo se asoció a los alemanes avecindados en Colima Adolfo Kebe, Enrique Stold y Arnoldo Vogel. El puso el producto (café de altura Caracolillo), y entre todos compraron todos esos ranchos para unir sus tierras, teniendo como sede San Antonio. Llegaron a tener 35 mil plantas, y ganaron concursos mundial de calidad cafetalera como en la Exposición del Centenario en 1876 en Estados Unidos y la de Paris, donde superó al café árabe moka.

El 25 de octubre de 1875 se inauguró la Marina Mercantil de Brun Hermanos, cajón de ropa del que eran propietarios Julio y José Brun, y socios Teofilo y Eduardo Pons, negocio que después cambiaría su nombre a Marina Mercante, y más recientemente sólo a La Marina.

LA COLONIA ALEMANA
DE COLIMA

Para 1880 ya se había formada una colonia germana muy nutrida y poderosa en la capital del estado, en la que participaban tanto en negocios como en convivencia familias como los Vogel, Stoll, Oldenbourg, Brun, Shondube, Schmidt, Octling, Flohr, Vietsch, Schaat, Bobel, Kuhlmann, Kegel, Kolaf, Herrman, Goltz, Hinrichs, Hotz, Bohner, Meyer y otros, que se mencionan que poseían en su conjunto alrededor de veinte haciendas agrícolas y quince de los comercios más fuertes, desplazando a los ricos nativos.

LA FAMILIA
PIRSCH MIRUS

Muchos de ellos tenían negocios en Manzanillo, relacionados con el puerto, pero los principales aquí eran Stoll & Pirsch. Stoll era muy querido, sobre todo porque su esposa, Julia Pain de Stoll, era muy altruista. Viviendo con ellos, Ernst trabó primero amistad y luego se enamoró de la señorita Rosa Mirus González, sobrina de los Stoll, por el lado de los Pain. La joven Mirus, con apellido de origen húngaro-rumano, de origen extranjero, pero nacida en Morelos, y se casó poco tiempo después. Procrearon tres hijos: Ernesto, Rosa María y Ana Julia Pirsch Mirus.

Ernst Pirsch, al igual que Stoll, no hablaba bien el español, pero hicieron mucho para el progreso del incipiente puerto a nivel internacional, sobre todo el primero, pues fue el que duró más tiempo al frente de la agencia, que llegó a consolidarse como una de las principales del Pacífico. Gracias a su prestigio, fue nombrado vicecónsul de Noruega y Alemania. Casi desde su llegada, debido a su gran capacidad, quedó al frente de la compañía, que cambió su razón social a Agencia Aduanal Ernesto Pirsch y Compañía.

LA TRADICIÓN GERMÁNICA
DEL HUEVO DE PASCUA

En su familia se siguieron conservando tradiciones germánicas, que se pasaron de generación a generación hasta nuestros días, entre algunos de sus descendientes, como la de celebrar durante las navidades la tradición de “El Conejo de Pascua”.

Recuerdan los integrantes de esta familia como la señora Ana Julia Pirsch Mirus, en esa fecha, ponía a todos los niños del clan a que la ayudaran a decorar los famosos huevos, pintados con brillantes colores, para luego esconderlos, para que llegado el momento, corrieran a buscarlos, y luego se daban premios a quienes los hallaban. Fue una familia muy culta la Pirsch Mirus, en donde varios hablaban varios idiomas.

DIFÍCILES TIEMPOS DE LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Al principio de la Segunda Guerra Mundial, el teatro de guerra se verificaba principalmente en Europa, con el expansionismo alemán emprendido por el gobierno nazi de Adolf Hitler, con el respaldo del fascismo italiano, del dictador Benito Mussolini. También empezaba en el Extremo Oriente el expansionismo del Imperio Japonés.

Estados Unidos no había entrado en guerra, y sólo expresaba un tibio respaldo moral a Inglaterra y Francia, nación que pronto desapareció, al igual que muchas otras, ante el poderío militar teutón. La Unión Soviética por su parte, también se mantenía expectante, al margen. Por parte de México, nuestro gobierno fiel a su tradición, se mantenía neutral, y hay que decir que por ese tiempo, en nuestro país existían muchas simpatías hacia Alemania, debido a que las atrocidades de Hitler todavía no eran conocidas por el público.

Por ese tiempo, Ernst Pirsch seguía siendo el representante de los intereses alemanes en nuestro puerto. Aunque hay que decir que por entonces, con tantos años en México desde tan joven, sin visitar su país natal, ya se sentía en cierto modo más mexicano que alemán. Al fin de cuentas, toda su familia había nacido aquí y era de nacionalidad mexicana.

Finalmente, presionado por nuestro vecino del norte, México se vio precisado a declararle la guerra a las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón). Como consecuencia se mandó al Escuadrón 201 al Pacífico, para participar en maniobras conjuntas con los norteamericanos en contra de Japón. Por ese tiempo, y sobre todo en los puertos, parte más vulnerable de un país, se empezó a hostigar molestamente a los ciudadanos japoneses, italianos y alemanes, inmigrantes que siempre habían sido muy queridos por la población.

Para colmo de males, en noviembre de 1935 estalló un escándalo involucrando a japoneses y alemanes en un inmenso contrabando de armas, con destino al puerto de Manzanillo. Los agentes Kiso Tsurux, Sommer Herrman y Ernst Pirsch trajeron de la empresa California Arms Company, por medio de sus firmas comerciales, ametralladoras, rifles y municiones, por un total de 165 millones de dólares, que recogería en nuestros muelles el vapor Tokaoka Maru. Sin embargo, el barco nunca tocó costas mexicanas.

Esta información está contenida en el libro “Los códigos ocultos del cardenismo”, de Raquel Sosa Elizaga. Al parecer, sólo fue un pretexto más para hostigar a los ciudadanos oriundos de países que en esos momentos estaban en guerra con los norteamericanos, ya que la empresa de aquel país involucrada en el asunto, no se vio perjudicada. Por medio de la Secretaría de Gobernación se concentró a la mayoría de los germanos, nipones e ítalos en las tres principales ciudades del país: Guadalajara, la Ciudad de México y Monterrey.

Muchos de sus bienes les fueron confiscados, y también los Pirsch Mirus se vieron afectados por estas medidas, que afortunadamente fueron pasajeras. Al poco tiempo de que se le declarara la guerra a Alemania y Japón, el conflicto terminó.

LOS GARCÍA PIRSCH, AYUDANDO
A DESARROLLAR A MANZANILLO

Su hija mayor, Rosa María, conocida en Manzanillo como “La Chacha Pirsch”, se casó con el contador privado Luis García Castillo, guerrerense que se había ido con su familia a California, Estados Unidos, al estallar la Revolución Mexicana, y que años más tarde, fundó el Club de Pesca de Manzanillo, trajo a los primeros pescadores deportivos, organizó regatas hasta San Diego y trajo también al Almirante Dorsey, para convencerlo de que aquí se hiciera el torneo de pesca internacional de pesca de pez vela, que es el más antiguo del país en hacerse de manera interrumpida, ya que, antes del nuestro, había otro en Acapulco, el cual, sin embargo, no se ha efectuado de manera ininterrumpida.

También promovió mucho a Manzanillo como delegado federal de turismo y tuvo la agencia aduanal Luis García Jr., así como la primera agencia de viajes aquí, la García, por medio de la cual trajo a la primera línea aérea comercial, de la cual fue gerente, la Gómez Méndez, que arribaban al viejo campo de aviación, frente a Las Hadas. Y en todo tuvo el apoyo incondicional de su esposa y su familia. 

LUIS ERNESTO, CARLOS
ROQUE Y ERNESTO GUILLERMO

De ese matrimonio, los García Pirsch, nacieron ocho hijos, Claudia Rosa, Yolanda Inés, Luis Ernesto, Carlos Roque, Adriana Eugenia, Ana Julia Martina, Ernesto Guillermo y rosa María.

Luis Ernesto García Pirsch nació en Manzanillo, el 26  de diciembre de 1950. Se graduó como Licenciado en Turismo, egresado de la primera generacion de la escuela de turismo  de la Universidad de Guadalajara. Ocupó diversos cargos como coordinador de asesores del subsecretario de turismo a nivel federal, Lic. Oscar de La Torre Padilla; fue subdirector de la escuela superior de turismo del Instituto Politécnico Nacional; fue subsecretario de turismo del estado de Jalisco; participó en la expo-mexicana realizada en el World Trade Centrer de Nueva York; fue consultor especializado en el ramo turístico en diversos estados de la república, presidente fundador de  varias asociaciones de consultores especializados en la materia y catedrático de tiempo completo de la escuela superior de turismo.

Carlos Roque Garcia Pirsch, nació el 17 de noviembre de 1952. Se graduó como Licenciado en Derecho de la Universidad de Colima, y ha  ocupado diversos cargos públicos:  inspector fiscal de mieles incristalizables de exportación de la SHCP; inspector del trabajo; procurador de la defensa del trabajo, adscrito a la junta de conciliación y arbitraje de Manzanillo, presidente de la junta de conciliación y arbitraje de Colima y delegado federal de la secretaria del trabajo y previsión social en el Estado de Colima.

Ernesto Guillermo García Pirsch nació el 9 de noviembre de 1959, se graduó como licenciado en administración de empresas, y  obtuvo el premio Peña Colorada como  mejor estudiante de México. Es catedrático de la Universidad de Colima, y ocupó los siguientes cargos públicos: contralor del H. Ayuntamiento y tesorero municipal de Manzanillo; es actualmente empresario en el ramo de desarrollo humano.

La relación de esta familia con Alemania no se ha perdido, pues la comunicación estuvo todo el tiempo abierta por medio de cartas, y más recientemente a través del Internet. Además, los Pirsch Mirus han viajado en numerosas ocasiones a su Madre Patria.