Centro Histórico
Por Víctor Manuel Martínez
USOS Y COSTUMBRES
DE LOS PORTEÑOS
Los manzanillenses tenemos edificios
emblemáticos, que nos sirven para indicar direcciones, debido a que son
edificios antiguos y muy conocidos, que todo mundo sabe en donde se encuentran.
Es algo similar a los mojones de piedra o linderos que la gente antigua
levantaba en algunas culturas, para señalar sitios de interés o marcar
fronteras.
Al hablar de edificios, hay que decir que, debido a que
somos un puerto enclavado en una zona altamente sísmico, no es normal que haya
edificaciones altas, y a pesar de que en otros lugares al hablar de edificios
se piensa en una construcción muy alta, de muchos pisos, aquí les decimos así
hasta a las de dos plantas. El término no es incorrecto, porque no importa su
altura, cualquier construcción es también una edificación. Desde luego que,
rascacielos nunca hemos tenido.
Así es que, si hablamos de las
referencias porteñas, tenemos las siguientes: El edificio Macchetto (calle
Morelos), el edificio de la CROM (que a pesar de ser relativamente nuevo,
destaca por ser muy alto), el viejo de la CROM (ambos por la calle Juárez), la
Presidencia Municipal (Juárez), el edificio Del Río (Balbino Dávalos), el Hotel
Colonial (Avenida México), el edificio Moreno (calle 10 de Mayo), el
Guadalajara (Francisco González Bocanegra), el Bayardo (esquina de la México
con Colhuas), el Yahualica (calle Miguel Galindo), el Linares (calle Francisco
I. Madero), el Centro Comercial (Avenida México, abarcando toda una cuadra, con
entrada por todas las calles alrededor), el Mercado de los Agachados (Francisco
I. Madero), el 5 de Mayo (calle 5 de mayo, abarcando toda una manzana, con
entradas por las cuadras alrededor), el antiguo edificio de la Caja Popular y
el nuevo (ambos avenida México).
En base a estos sitios, damos
referencias. La mayoría de estas construcciones datan de la primera mitad del
siglo pasado, y han aguantado ciclones y sismos. Otros son nuevos, pero se
destacan por su importancia, modernismo y, sobre todo, por su altura. Hemos
perdido con los años como referencias al Palacio Federal (que estaba por la
calle Morelos, abarcando toda una manzana, donde ahora está una placita
comercial, siendo su parte más importante un estacionamiento público), y a la Estación
del Ferrocarril (se encontraba frente a La Perlita, donde hoy se encuentra la
Biblioteca Pública “Julia Piza”). También sirven de referencia las escuelas,
algunas muy antiguas, así como los templos, de lo que hablaremos en una próxima
ocasión.
Los manzanillenses de toda la vida
decimos, ahí del edificio fulano a tres cuadras, y nos entendemos
perfectamente; pero, si la persona no es de aquí, se queda igual de perdido.
Nosotros no decimos, camine hacia el norte tantas manzanas, o al noroeste, no. Damos
pistas para hallar más rápido una dirección.
Esas construcciones que miran pasar
impávidas el tiempo como si no les afectara en lo absoluto, nos dan también
certeza de que, pese a lo rápido que va el progreso y el crecimiento en nuestro
entorno, tenemos anclas firmes que nos hacen ver que tenemos una identidad y
unas raíces.
El día de ayer en esta sección les
presentamos una fotografía del vetusto Yahualica, que se encuentra en venta, y
ahora les mostramos algunas fotos de edificios significativos de nuestra
ciudad.
LOS ADACHI NAITOH, UNA
LABORIOSA FAMILIA JAPONESA
En el año de 1925, buscando nuevos
horizontes, el ciudadano japonés Hashiro Naitoh emigró a México. Conoció el
puerto de Manzanillo y le encantó, por lo que decidió establecerse, y compró un
terreno con una edificación de madera, como eran en ese tiempo la mayoría de
las construcciones de nuestra ciudad, en una de las zonas más estratégicas
comercialmente, sobre la calle principal. Ahí abrió una tienda de abarrotes,
tlapalería, que vendía algunas pocas cosas de ferretería también, a la que
denominó “La Bola de Oro”.
Hay que señalar que cuando el señor
Naitoh llegó, no hablaba una sola palabra de español. Durante los años treinta,
vino del Japón a ayudarle un sobrino, Orinoshi Adachi Naitoh, y al llegar a
esta tierra, le encantó, y también decidió quedarse, y empezar aquí una nueva
vida y formar una familia, lo que hizo al lado de su esposa, la señora Rosa
Koyama. La gente de edad avanzada en Manzanillo identifican a este negocio como
“La Tienda de Naitoh”, mientras que la gente más joven, se refieren a ella como
“La Ferretería de Adachi”.
Orinoshi Naitoh, quien era originario
del estado de Hyogo Ken, cerca de Kyoto, adoptó en nuestro país el nombre de
Guillermo Adachi Naitoh, como en adelante se le conoció. Al igual que su tío,
cuando llegó no hablaba ni jota de español, y lo aprendió sobre la marcha.
Cuando el negocio se fue enfocando hacia la ferretería, cambió su nombre a “Ferretería
Pacífico”. Un tiempo también vendieron algunos artículos de pesca, ya que esta
era una actividad que le encantaba al señor Guillermo, quien fue uno de los
socios fundadores del Club de Pesca de Manzanillo, en el que participaba año
con año a bordo de su embarcación “La Cruz del Sur”.
Durante el período de la Segunda Guerra
Mundial, al declararle México la guerra a las potencias del Eje (Alemania,
Italia y Japón), por presiones de los Estados Unidos y alegando motivos de
seguridad, los ciudadanos inmigrantes alemanes, italianos y japoneses fueron
concentrados en las grandes ciudades, como Guadalajara, la Ciudad de México y
Monterrey, donde tenían que acudir cada sábado a firmar ante la Secretaría de
Gobernación.
Tras esa temporada, algunas familias de
alemanes y japoneses que vivían en nuestro puerto, prefirieron quedarse a vivir
allá, y otras optaron por regresar a sus países de origen. Es por eso que
algunas antiguas familias destacadas de alemanes y japoneses ya no permanecen
aquí. Pero al señor Guillermo le gustaba tanto Manzanillo, que no lo dudó ni
pensó dos veces, y en cuanto el conflicto global acabó, regresó de inmediato a
nuestro puerto, para volver a hacerse cargo del negocio.
El señor Naitoh,
su tío, decidió junto a uno de sus hijos irse a probar fortuna a Ciudad Guzmán,
Jalisco, y abrir allá una nueva tienda, similar a la de Manzanillo, por lo que
a partir de entonces, “Ferretería Pacífico” queda a cargo del señor Adachi.
Durante el embate del ciclón de 1959, ahí lo aguantaron, y quedaron indemnes,
con sólo algunas tejas del techo voladas. Ellos vivían en la parte superior de
su negocio, que con el tiempo, fue ya de material. Era un excelente lugar, pues
enfrente se localizaba el Mercado de Abastos “Reforma”, y a sus espaldas, el
Mercado de Comidas, “Los Agachados”. Por cierto, uno de los hermanos del señor
Adachi abrió un negocio similar al de Manzanillo en Nayarit, que hasta la fecha
sigue existiendo.
Alrededor de
1980, “Ferretería Pacífico” cambia su nombre al actual, “Ferretería Adachi”.
Por ese tiempo, el negocio se divide en dos, la “Refaccionaria Adachi”, y la “Ferretería
Adachi”, atendidas por dos hijos de Don Guillermo y Doña Rosa. Cada año, cuando
se podía, o cada dos, iban a visitar su tierra natal, Japón. A pesar de haber
concursado tanto, ganó muchos premios, pero nunca el primer lugar del torneo
internacional de pesca. El torneo de pesca infantil, en reconocimiento a sus
méritos y esfuerzos en pro de la pesca deportiva, lleva el nombre de “Guillermo
Adachi Naitoh”. Hace 15 años falleció, pero Manzanillo no lo olvida.
Su hijo Fernando
Adachi Koyama es ahora quien está al frente del negocio familiar. Como su
padre, es también un activo socio del Club de Pesca Manzanillo. “Ferretería
Adachi” es uno de los negocios más antiguos de la ciudad, que nunca ha cambiado
de domicilio desde 1929, hace ochenta y tres años, cuando nuestro puerto era
muy pequeñito.
GALERÍA FOTOGRÁFICA DE PRESIDENTES
MUNICIPALES, EN EL SALÓN DE
CABILDOS DE PALACIO MUNICIPAL
Dentro del Salón
de Cabildos del edificio de la Presidencia Municipal de Manzanillo, existe una
galería fotográfica muy interesante, que tiene retratos desde el año de 1873 de
los alcaldes que han gobernado nuestro municipio.
Hay que recordar
que Manzanillo empieza a existir desde 1825 (como puerto, no como municipio aún)
en su ubicación actual, al trasladarse el puerto de la Bahía de Santiago, de
Salagua, hacia la Bahía de Manzanillo. Así es que, estas fotos, que no
comprenden a todos los alcaldes, pero si a su gran mayoría, son muy valiosas.
Ahí se
encuentran las imágenes de Ponciano Ruiz, Teodoro Padilla, Blas Ruiz, José
María Sánchez Díaz, Higinio Pérez Ochoa, Víctor Sevilla Ramírez, Marcelino
Gallardo, Herminio Barreda Mora, José María duarte, Evaristo Brizuela, Carlos
Magallón, Saturnino Rodríguez, Juan Pérez Arce, Homobono Llamas, Francisco
Pizano, Fernando Solórzano, Luis Bayardo Anzar, Alfredo Woodward, Daniel
Sánchez, Felipe Guzmán Mesina, Javier Mata Vargas, Miguel Sandoval Sevilla,
Manuel Bonilla Valle, Benito Rincón López, Luis García Castillo, Arturo Castro
Guízar, Ramón Navarro Hernández, Aquileo Díaz Virgen, Jorge Armando Gaitán
Gudiño, Alberto Larios Gaitán, Humberto Ramírez Palacios, Elías Zamora
Verduzco, Ramón Chulines Maldonado, Cecilio Lepe Bautista, Alejandro Meillón
Sánchez, Porfirio Gaitán Gudiño, José Luis Navarrete Caudillo, Martha Sosa
Govea, Rogelio Rueda Sánchez, Sara Patricia Garibay, Nabor Ochoa López, Alicia
Mandujano y Virgilio Mendoza Amezcua. No hay fotografía todavía de la actual
presidenta de manera interina, Rosario Yeme.